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Un Mensaje a la Conciencia

Christian Talk

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Location:

Costa Mesa, CA

Description:

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Language:

Spanish

Contact:

Asociación Hermano Pablo Box 100 Costa Mesa, CA 92628 9499227501


Episodes
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«Mi novia me hacía sentir como un perdedor»

2/22/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Recientemente rompí con mi novia. Ella me reclamaba continuamente porque me quedé sin empleo y no tenía [dinero para invitarla a salir]. Intenté que hiciéramos salidas sencillas, pero ella se negaba. Me hacía sentir como un perdedor porque no encontraba empleo, [y ese sentimiento aumentó cuando terminamos].... [Pienso que] ya nadie más me va a amar y [que no soy] suficiente para nadie. Me siento triste y lleno de ansiedad...» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »... Es obvio que usted tiene muy baja autoestima y está deprimido. Se la pasa pensando incesantemente en su situación y sintiendo lástima de sí mismo. »¿Tiene familiares o amigos que le están dando consejos? Si tres o más de ellos le están diciendo lo mismo para ayudarlo, pudiera ser que ellos son capaces de ver las cosas con mayor claridad que usted actualmente y que usted debiera considerar sus opiniones. De lo contrario, entonces le animamos a que acuda a los servicios de salud mental que hay en su comunidad. »Sin embargo, usted nunca logrará tener un concepto realista de sí mismo sino hasta que tenga el concepto de sí mismo que Dios tiene de usted.... [Él] lo conoce, lo ama y está muy interesado [en su situación]. »Es probable que no se le haya ocurrido hasta ahora, pero lo cierto es que todos somos perdedores. Todos hemos tomado malas decisiones y todos hemos pecado. De hecho, si se remonta a nuestros primeros padres, Adán y Eva, fueron ellos los primeros pecadores y los primeros perdedores. Debido a que decidieron rebelarse contra Dios y hacer las cosas como les parecían mejor a ellos, se perdieron la vida perfecta que pudieron haber tenido. »Por eso, de Adán y Eva todos hemos heredado una naturaleza que hace que nos rebelemos. Así como nuestra nieta de dos años le dice “¡No!” a su papá, también nosotros le hemos dicho “¡No!” a nuestro Padre celestial. Nadie tuvo que enseñarle a ella cómo rebelarse y negarse a recibir la instrucción amorosa de parte de sus padres; ella nació con esa naturaleza propensa a rebelarse. Y todos nosotros nacimos con esa naturaleza pecaminosa al igual que ella. »No obstante, Dios no quiso dejarnos a la deriva con nuestra rebeldía y nuestro pecado. Él nos dio a su único Hijo, Jesucristo, para que pagara el castigo en nuestro lugar. Si nos acercamos a Dios en oración, y lo hacemos en el nombre de Jesucristo como quien pagó por nosotros, Dios nos aceptará y perdonará, y olvidará por completo nuestro pecado y nuestra rebeldía. »Como resultado, Dios puede vernos como quienes se han apartado por completo del pecado, limpios y ya sin vergüenza alguna. Nosotros podemos vernos así mismo, como nos ve Dios. »Le recomendamos que no persiga ninguna relación sentimental sino hasta que haya comenzado a verse a sí mismo como lo ve Dios. También le recomendamos que acepte cualquier empleo que se le ofrezca, aunque sepa que no es lo que usted quiere en el futuro, y aunque pague menos de lo que necesita.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 711. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Basura que entra, basura que sale»

2/21/2025
El 5 de agosto de 1972 estalló un motín en la cárcel Modelo de Puerto Montt, Chile. Veinte presos del penal armaron tremenda batahola porque no se les permitió seguir viendo ciertos programas de televisión. Los reclusos comenzaron el desorden incendiando los muebles en el cuarto piso, rompiendo vidrios de las ventanas y lanzando al patio toda clase de proyectiles que podían obtener. Las autoridades del penal tuvieron que arrojarles gases lacrimógenos para dominarlos. Pero como el tumulto amenazaba con tomar mayores proporciones, hubo que llamar a los soldados de la marina, al ejército y a la aviación para restablecer el orden. También hubo que llamar a los bomberos para que apagaran el fuego del cuarto piso que comenzaba a devorar el enorme edificio. Y todo porque a las siete de la noche se apagaban los televisores en la cárcel, ya que a esa hora terminaban los programas para niños y comenzaban a transmitirse los programas que presentaban escenas de violencia. ¿A qué se debía esta restricción que no toleraban aquellos presos? A que los responsables de la cárcel Modelo de Puerto Montt habían llegado a la conclusión de que la violencia en el cine, la televisión y la prensa roja afecta la psiquis del ser humano, provocando más violencia en el alma. Los carceleros de Puerto Montt consideraban una ley psicológica el que todo lo que llena nuestra mente y domina nuestros pensamientos termina manifestándose en conductas a veces ajenas por completo a nuestra naturaleza. Ellos estaban convencidos de que la violencia de la televisión pasa a la mente del televidente, de la mente pasa a la voluntad, y así el acto de violencia se repite, a veces en forma idéntica a la que se ha visto en la pequeña pantalla. Lo cierto es que el hombre responde a estímulos exteriores. Si esos estímulos son buenos, el hombre se comporta bien; si son malos, procede mal. Por algo dicen los expertos en la informática: «¡Basura que entra, basura que sale!» Esta característica del ser humano se nota más que nunca en estos convulsos tiempos en que nos ha tocado vivir, porque el alma de la sociedad actual se asemeja a un caldo de cultivo para todo delito y violencia imaginables. A este ambiente violento se acerca hoy Jesucristo, el Hijo de Dios, como cuando se acercó a Jerusalén, y al igual que lloró por ella, llora por nosotros y nos dice: «¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz!» Porque Él no sólo puede, sino que quiere darnos su paz. Si se la aceptamos a cambio de la violencia, esa paz, que es más grande que lo que nuestra mente finita puede entender, cuidará nuestros corazones y nuestros pensamientos desde ahora y para siempre. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«En kínder me reí y me burlé de una niña»

2/20/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Cuando yo estaba en kínder, un día en la escuela una niñita de mi clase no logró llegar a tiempo al servicio sanitario y se orinó en su ropa. La niña comenzó a llorar, y yo me reí y me burlé de ella.... Fui sumamente cruel con ella. »Ahora... soy adulto, graduado de la universidad. Al pensar en lo que hice cuando niño, siento remordimiento. Tengo un gran peso en mi conciencia.... ¿Cómo pude ser tan insensible y cruel?... Quisiera devolver el tiempo y deshacer lo que hice.... »Mi conciencia me atormenta, y no he logrado perdonarme. ¿Hay algún consejo para mí?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »¡Cuánto sentimos que haya estado sufriendo ese tormento! Como suele suceder con lo que se recuerda, su mente está mezclando sus recuerdos con una suposición equivocada de lo que usted ha hecho. »Usted está suponiendo que, cuando niño, tenía la capacidad de pensar y razonar como adulto. Eso no tiene nada de cierto. Desde la época del apóstol Pablo, que vivió durante el primer siglo, se comprendía que el desarrollo físico y mental de los niños no es igual al de los adultos. Él escribió: “Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño.” »En esta era moderna, Jean Piaget, el reconocido psicólogo del siglo veinte, elaboró una teoría del desarrollo cognitivo bien acogida por los especialistas del desarrollo infantil. Parte de su teoría es que los niños desde los dos hasta los siete años aproximadamente se encuentran en lo que se conoce como la etapa preoperacional. Al comienzo de esa etapa los niños son completamente egocéntricos y no tienen la capacidad mental para ponerse en el lugar de ninguna otra persona. Su cerebro se está desarrollando a medida que crecen, así que están apenas comenzando a poder ver las cosas desde perspectivas distintas de la suya. »... Algunos niños bien pueden imitar el habla y el comportamiento que han oído y visto de sus amigos, de sus hermanos y de sus padres. Sin embargo, no tienen la capacidad de comprender cuándo es apropiada o inapropiada cierta expresión o conducta. Y no pueden comprender que sus palabras y sus acciones tienen consecuencias. »Cuando usted se juzga culpable por lo que dijo e hizo mientras estaba en kínder, con eso está ignorando esos principios del desarrollo infantil. Aunque es encomiable sentir remordimiento por lo que hizo y desear haber actuado de otra manera, no es saludable rumiar sobre esos pensamientos. Confiésele más bien a Dios en oración esos pecados junto con otros que usted haya cometido. San Pablo nos asegura que, luego de confesarlos, ya no pesa ninguna condena sobre los que pertenecemos a Cristo Jesús.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 830. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Psicología y Mente

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Bienvenida al cielo

2/19/2025
Me sentí admirada, confundida y perpleja al entrar por la puerta del cielo, no por lo esplendoroso del ambiente, ni por las luces ni por todo lo bello. Algunos a quienes vi en el cielo me dejaron sin habla, y quedé sin aliento: ladrones, mentirosos y alcohólicos... ¡como si aquello fuera un basurero! Estaba allí el niño que en séptimo grado al menos dos veces me robó el almuerzo. Junto a él se encontraba mi viejo vecino que nunca dijo nada amable ni sincero. Muy cómodo, sentado en una nube, vi a uno que imaginaba ardiendo en el infierno. Y pregunté a Cristo: «¿Qué está ocurriendo aquí? Quisiera que ahora me explicaras esto. »¿Cómo han llegado aquí esos pecadores? Creo que Dios debe de haberse equivocado. Y ¿por qué están boquiabiertos y callados? Explícame este enigma. ¡No comprendo!» «Hija mía, te contaré el secreto. Todos ellos están asombrados. ¡Nunca ninguno se hubo imaginado que tú también estarías en el cielo!» Este poema acerca de «La gente en el cielo», escrito por Taylor Ludwig y traducido del inglés por el poeta Luis Bernal Lumpuy, nos hace reflexionar sobre los requisitos para entrar en el cielo. Para efectos de este mensaje, le hemos puesto por título «Bienvenida al cielo», a fin de poner de relieve su moraleja: que muchos se sorprenderán al descubrir que a otras personas, presuntamente menos buenas que ellos, Dios les haya dado entrada en el cielo. ¿Acaso merecen pasar la eternidad en tal lugar? ¡Es el colmo que Dios les dé la bienvenida! Lo cierto es que no hay ninguno de nosotros, ni uno solo, que merezca semejante destino. No hay nada que nadie en el mundo pueda hacer para merecer o ganarse la entrada en el cielo, porque ya todo lo hizo Jesucristo. Cualquiera que piense que su buena conducta, sus buenas obras o sus penitencias sean la moneda con que se compra el boleto de entrada no sólo se engaña a sí mismo sino que ofende a Dios. Porque esa actitud de autosuficiencia es lo mismo que decirle a Cristo: «Tu muerte en la cruz por mis pecados no bastó para salvarme. Ese sacrificio supremo que hiciste por mí fue en vano. Es necesario que yo mismo, por mis propios méritos, haga algo para ganarme la entrada.» La única llave que abre la puerta del cielo es la llave de la misericordia, del gran amor y de la gracia de Jesucristo, el Hijo de Dios, y sólo podemos valernos de ella por la fe. El apóstol Pablo nos lo explica así: ... Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Peregrinos somos

2/18/2025
La batalla rugía con todo su furor. Los soldados avanzaban contra el enemigo. Al ponerse el sol, la oscuridad los obligó a descansar hasta el día siguiente. Era peligroso tratar de ganar más territorio de noche, así que el comandante de la tropa ordenó que todos cavaran una trinchera. Cuando ya los demás habían terminado, quedó un solo soldado que seguía cavando cada vez más hondo. El comandante pensó que el joven soldado tal vez hubiera dado contra una piedra o que le hubiera tocado un terreno más duro que el de sus compañeros. Pero cuando vio que sacaba tierra suave y fresca, le preguntó: —¿Acaso no ha llegado a la profundidad necesaria? —Sí —le contestó el soldado—, pero prefiero que la trinchera quede bien honda y segura. A lo que el comandante replicó: —Recuerde, soldado, que no vamos a estar aquí más que una sola noche. Esta anécdota nos hace reflexionar sobre la tendencia que muchos tienen a profundizarse en las cosas de esta vida. Tanto es así que pareciera que fueran a pasar toda una eternidad en esta tierra. No les cruza por la mente el que seamos peregrinos. Se afianzan a todo lo que ofrece este mundo. Se aferran a las cosas materiales. Se sujetan a esta tierra con ligaduras tan fuertes que algunos, al tener que soltarlas por alguna tragedia o por alguna adversidad económica, no soportan el cambio y deciden ponerle fin a su vida. A los que tienen este sentir, y aun a los que no hemos llegado hasta ese extremo de desesperación, nos conviene atender a estas sabias palabras de Jesucristo: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.... Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.» Lo cierto es que sólo estamos de paso en esta tierra. Vamos rumbo a nuestro destino final. La muerte no es un cese de actividades sino una transición. Ni constituye el fin de la vida sino sólo un traslado a otra esfera. Si durante esta vida hemos pensado únicamente en lo terrenal y no nos hemos reconciliado con Dios por el único medio que Él ha provisto, que es su Hijo Jesucristo, entonces, cuando pasemos a la otra vida, Cristo tendrá que decirnos: «Yo di mi vida por ti en la lucha que libré por tu alma, pero tú no me reconociste. Por eso ahora no puedo reconocerte a ti ante mi Padre aquí en el cielo.» En cambio, si hemos reconocido a Cristo como nuestro único Salvador y hemos vivido como peregrinos que anhelan una patria mejor, entonces Cristo nos reconocerá ante su Padre y nos dará la bienvenida a la patria celestial que nos ha preparado. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Asustarse de la propia sombra

2/17/2025
Bruno Napone, siciliano de sesenta y cinco años de edad, levantó el revólver, contuvo el aliento, cerró un ojo y tomó la puntería. Luego descargó las seis balas del tambor. Agujereó una ventana, perforó el televisor, destrozó platos y tazas, y dejó balas en tres de las paredes. Mientras tanto, gritaba despavorido: «¡No dejen que me agarre, no dejen que me agarre!» A Bruno no lo perseguía la policía; él no tenía enemigos ni lo habían asaltado los ladrones. Bruno huía de su propia sombra, una fobia que lo había dominado desde la infancia. En su casa no encendía luces. Salía de ella sólo en los días nublados o de lluvia. Si veía su sombra en el suelo o en las paredes, le sobrevenían un temblor incontrolable y unos sudores fríos. «Es trauma infantil», concluyó el médico. Pero para Bruno Napone, si bien era una obsesión muy extraña, era también muy verdadera. Hay muchas personas que, como este anciano de Sicilia, viven huyendo de su propia sombra. Son las que guardan en su conciencia algún delito no confesado. Hay mujeres que han cometido adulterio, y temen que ese adulterio se descubra y que la vergüenza y sus terribles consecuencias caigan sobre ellas y su familia. Hay hombres ejecutivos, tanto de empresas privadas como funcionarios del gobierno, que han cometido una estafa, y aunque disfrutan del dinero obtenido, viven pendientes de la posibilidad de que se les descubra. Tiemblan ante el sonido de una hoja, o de la sirena de un radio patrulla, o huyen de su propia sombra. Cada mañana leen la crónica policiaca con angustia. Es justo, bueno y sano que nos remuerda la conciencia a tal grado que no podamos eludir nuestra culpa. Triste es cuando la persona pierde toda sensibilidad. Quien no siente en el corazón el ardor de un delito escondido, de una infidelidad oculta, no tiene ninguna esperanza de ayuda. El cargo de conciencia es un indicio de que todavía hay esperanza de libertad. Para el enfermo que no siente su mal, no hay remedio alguno. Pero ¿a quién acude la persona que se siente morir bajo el peso de una culpa? El primer paso es buscar a Dios. Jesucristo es la propiciación entre nuestro pecado y el Juez del universo. Una vez que nuestra culpa haya sido borrada delante de Dios, es entonces fácil encarar la justicia humana. No sigamos huyendo de nuestra propia sombra. Entreguemos a Cristo nuestras culpas. Él nos limpiará de todo pecado. Hermano Pablo Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Es de buen corazón, pero extremadamente celoso»

2/15/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Mi esposo me engañó con varias mujeres, así que me separé de él. Después de doce años de divorciada, conocí a un hombre que me lleva varios años.... Es un gran ser humano de buen corazón, lleno de cualidades, pero es extremadamente celoso. Se imagina cosas y me reclama como si fueran un hecho. »Le he explicado que detesto la infidelidad... porque viví en carne propia ese dolor, pero no hay manera de que confíe en mí.... Siento que me voy a cansar muy pronto de sus celos. ¿Qué puedo hacer para que él no sea tan celoso?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Otra mujer en su situación bien pudiera dejarse llevar por el corazón en vez de acatar las advertencias de que sus sueños de ser feliz corren peligro. Para justificar la decisión que ha tomado, esa mujer pudiera referirse a la creencia popular de que el amor verdadero siempre vence los obstáculos en el camino. »Sin embargo, la creencia de que el amor sentimental lo conquista todo es, en realidad, un mito peligroso. Las películas y las canciones perpetúan ese mito. Y todo el mundo quiere creer que se puede vivir feliz para siempre con tal de que su amor sea lo bastante fuerte. »Lamentablemente el amor sentimental no tiene la fuerza necesaria para sobreponerse al alcoholismo, al abuso físico, a la infidelidad, a la manipulación emocional, a la negligencia, a los celos ni a un sinfín de otros males. Por supuesto, es posible seguir amando al alcohólico o al abusador o al celoso, pero ese amor no resulta muy romántico cuando acarrea sufrimiento y dolor. »En el Caso 468, la mujer que nos contó lo que había sufrido tenía por esposo a un hombre irracionalmente celoso, y el amor que ella le tenía no evitó los problemas causados en su hogar por la desconfianza de su esposo. Nosotros le hicimos algunas recomendaciones que usted puede leer en www.conciencia.net, pero el caso suyo es diferente. A diferencia de esa mujer, usted puede ponerle fin a la relación ahora y evitarse años de dolor. »Usted pregunta qué puede hacer para que su novio no sea tan celoso, pero le aconsejamos más bien que le ponga fin a la relación con él. No siga cultivando esta relación ni un solo día más con un hombre que desconfía de usted constantemente. Si él cree lo que se imagina en vez de creerle a usted, entonces lo cierto es que él no la conoce a usted en absoluto.... »No será fácil alejarse de él, pero hay Alguien que quiere que usted se le acerque. Dios la ama y está dispuesto a acompañarla de aquí en adelante. Pero Él no formará parte de su vida sin que usted se lo permita. Está esperando más bien a que usted lo invite. No hace falta un rito ni una fórmula, sino sólo que usted ore en sus propias palabras.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 710. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Más allá de las cicatrices

2/14/2025
Carlos Phillips se casó con la muchacha más linda de su pueblo. Para su luna de miel se embarcó con ella en un hermoso yate. Habían transcurrido sólo cuatro días de viaje cuando hubo un horrible incendio. La conflagración fue de tales proporciones que muchos murieron y otros sufrieron graves quemaduras. El yate se hundió, pero algunos lograron salvarse en los botes salvavidas. Uno de ellos fue Carlos Phillips. Lamentablemente no se supo nada de su esposa. El dolor y la tristeza embargaron el corazón de Carlos, pero tuvo que aceptar su suerte. Se dedicó de lleno a su negocio, y en unos tres años había prosperado bastante. Con esos nuevos recursos decidió investigar la suerte que había corrido su amada. Contrató los servicios de un detective privado para que averiguara lo que pudiera acerca de su esposa desaparecida. El detective descubrió que una joven con el rostro desfigurado por cicatrices había sido rescatada, así que se dio a la tarea de encontrarla. Por fin la halló en una casa a pocas cuadras de la fábrica de Phillips, donde había estado trabajando como empleada doméstica. No había duda: era la esposa de Phillips. La desdichada mujer había aceptado ese empleo porque sabía que así podría, aunque fuera a distancia, ver al hombre a quien amaba tanto. Después de derramar muchas lágrimas, se vieron otra vez cara a cara. —¿Por qué te escondiste, mi amor? —le preguntó Carlos. —Por estas cicatrices —respondió sencillamente ella. —¿No sabías que estaba loco por verte? —insistió él. —Es que no soportaba que me vieras así —contestó cabizbaja—. Pensé que sería muy grande tu desilusión. La esposa de Carlos Phillips ignoraba que el amor de su esposo no era superficial. La pobre mujer se imaginaba que era como el amor de los demás hombres que ella había conocido. No contempló la posibilidad de que fuera un amor incondicional, y por lo tanto divino, ya que así es el amor de Dios. Aunque hasta ahora no se nos haya ocurrido, muchos de nosotros somos iguales que ella. Pues, así como ella ignoraba que era incondicional el amor del hombre con quien se había casado, también muchos ignoramos lo incondicional que es el amor del Dios-hombre, Jesucristo, que nos ama como a una esposa. Al igual que las quemaduras en el cuerpo de la esposa de Phillips, el pecado ha dejado cicatrices en nuestra vida, cicatrices que sin duda nos traen vergüenza. Pero Cristo nos aseguró que vino al mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido, pues no son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Nuestro pasado no lo espanta ni lo confunde. Su amor es más profundo que las cicatrices de nuestro pecado. Dejemos, pues, de tratar de ocultárselas. De todos modos, a Él no se le puede ocultar nada. Corramos más bien a su encuentro. Cristo ve mucho más allá de nuestras cicatrices, y anhela vernos tal como somos, hasta el punto de haber dado su vida para que eso sea posible. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Mi madre me pidió que fingiera que quería suicidarme»

2/13/2025
En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Durante mi niñez, sufrí graves agresiones por parte de mi madre. Varias veces fui al hospital con fuertes golpes.... »Cuando mi padre nos abandonó... mi madre, en un acto desesperado, me pidió que me tomara unas pastillas para fingir que quería suicidarme.... Tenía yo sólo once años, así que por miedo... accedí. El daño fue leve a nivel físico, pero psicológicamente [sólo pude superarlo con la ayuda de Dios]. »Hoy en día... tengo que cuidar a mi madre, que tuvo un infarto cerebral.... Pero ella constantemente hace que mi vida sea muy difícil.... Los trabajadores sociales y los médicos me han recomendado que, debido al deterioro que he tenido en mi salud, la envíe a un centro especializado. Pero hay una parte de mí que me dice que, si yo soy su hija, debo cuidarla yo misma.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Lamentamos profundamente el dolor y las dificultades que ha sufrido. Su situación es muy compleja y emocionalmente agotadora.... »Gracias a Dios, para los que somos seguidores de su Hijo Jesucristo hay varios principios y pasajes bíblicos que pueden guiarnos en la toma de decisiones. En primer lugar, el mandamiento bíblico de honrar a padre y madre recalca la importancia del respeto y cuidado hacia nuestros padres, independientemente de sus acciones. Sin embargo, honrar a nuestra madre no significa necesariamente que debemos cuidarla personalmente a costa de nuestro propio bienestar. »La Biblia también enfatiza la importancia de cuidar de nosotros mismos. Jesucristo mismo practicaba el autocuidado. Él solía retirarse a lugares solitarios para orar. Pasaba tiempo lejos de las multitudes para descansar y comunicarse con su Padre celestial, demostrando la necesidad de equilibrar el servicio con el bienestar personal. »Es muy importante reconocer el valor que tiene este principio del autocuidado, tanto de las necesidades emocionales como de las psicológicas. En el caso suyo, esto podría implicar que busque apoyo externo para el cuidado de su mamá, lo que le permitiría a usted mantener su propio bienestar y fortalecer su capacidad de proporcionar amor y cuidado desde una posición de salud y estabilidad. »Al cuidar de su mamá, es esencial que equilibre la responsabilidad que tiene en cuanto a su propia salud. Internar a su mamá en un centro de enfermería especializada no significa que la ame o la honre menos. Puede más bien ser una expresión práctica de amor, al asegurarse de que ella reciba el cuidado profesional que necesita mientras usted mantiene su propio bienestar.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 829. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«No hay quien no tenga algo bueno»

2/12/2025
Con relación al tema de la amistad, Blanche Zacharie de Baralt, en su obra titulada El Martí que yo conocí, describe con sumo afecto la manera como José Martí trataba no sólo a los amigos sino también a quienes los demás no consideraban dignos de tenerlos como amigos. Tal vez ninguna persona estaba mejor dotada para escribirlo, ya que ella llegó a ser no sólo una gran amiga de Martí sino también la primera mujer graduada en Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana antes de ser docente en la misma. He aquí su elocuente descripción del prócer conocido como el «Apóstol de la independencia cubana»: «[Martí] poseía en grado sumo el arte de ganar amigos y de conservarlos.... No escatimó... sacrificios... para mantener siempre viva su llama.... Daba, sin tregua, su cariño, su inteligencia, su tiempo, su saber, su bolsa, enjuta con frecuencia [pero] jamás cerrada. Daba hasta dar en supremo holocausto su propia vida. »Ninguno era tan alto y encumbrado que Martí no pudiese llegar a él, ni tan bajo y humilde que no supiera hacerse pequeñito y sencillo para hallar su nivel. Al llegar a una casa... hallaba una palabra amable para cada uno. Recordaba las personas que había visto una sola vez y las llamaba por su nombre; se interesaba en todos; los cautivaba con una sonrisa, con una mirada expresiva. Amaba a los niños, y los chicos tenían encanto con él. »Poseía el arte de escuchar, cosa rara en el que tiene el don de la palabra. »[Martí] sabía agradar haciendo que los demás se sintieran complacidos de sí mismos, y eso con perfecta naturalidad, sin adulación. “No hay quien no tenga algo bueno —decía—; falta saberlo descubrir.” »... En las fiestas de la colonia, Martí solía sacar a las muchachas menos atractivas, las que no tenían compañero, y cuando María Mantilla le preguntó una vez por qué escogía para pasear por el salón o llevar al buffet las menos agraciadas, dijo Martí: “Sí, hijita, porque a [ellas] nadie les hace caso, y es deber de uno no dejarlas sentir su infelicidad”, y salía muy orgulloso con su pobre compañera», concluye Zacharie de Baralt. ¡Qué triste que hasta hoy, en las fiestas en pleno siglo veintiuno a las que los jóvenes llevan a su novia o a alguna joven que les interesa sentimental o físicamente, haya tantos que le dan prioridad a la belleza exterior y no a la belleza interior del espíritu! En vez de pensar, como Martí, que «no hay quien no tenga algo bueno» y dedicarse a descubrirlo, cualquiera que sea su físico, cierran esa puerta de oportunidad para conocer a una persona del más alto calibre que bien pudiera ser una excepcional compañera futura y una maravillosa madre para sus hijos. Más vale que cada uno de nosotros determinemos más bien seguir el mismo ejemplo que siguió Martí, el ejemplo de Dios nuestro Creador. Pues fue Él quien dijo: «La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.» Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net El Martí que yo conocí

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«Siempre he ganado más que mi esposo»

2/11/2025
En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Soy una mujer que siempre ha querido lo mejor para su familia. He trabajado hasta en estado de embarazo. Tengo un esposo bueno y padre excelente, pero siempre he ganado más que él y en ocasiones me he sentido mal por eso.... »Últimamente él ha estado medio tiempo al cuidado de la casa y de los hijos (los dos hemos llegado a ese acuerdo), pero tengo temor a equivocarme. No quiero desagradar a Dios; pues sé que cada uno (hombre y mujer) debe ocupar su lugar. Por favor, ayúdenme a discernir lo que debo hacer.» Este es el consejo que le dimos: «Estimada amiga: »A lo largo de los siglos, las funciones de los hombres y de las mujeres no han permanecido constantes. En distintas civilizaciones, se ha esperado que los hombres y las mujeres asuman diferentes responsabilidades. Así que para saber lo que quiere Dios, tenemos que buscar en la Biblia para ver de qué manera procedió Él ante la conducta de las personas en distintas circunstancias. »El apóstol Pablo enseñó que el hombre debe amar y proteger a su esposa, mientras que la esposa debe respetar a su esposo. Sin embargo, San Pablo no dijo —como tampoco lo dijo ningún otro escritor bíblico— que el hombre siempre debe ganar más dinero que su esposa. Es más, no hay referencias bíblicas a tipos de trabajo que sean exclusivamente para hombres o para mujeres. Pero sí hay una lista muy larga de tipos de trabajo que hace la mujer ejemplar. Forman parte de esa lista quehaceres tales como comprar y vender propiedades, confeccionar ropa y venderla, y hacer las veces de agricultora. »No hay duda de que Dios ha dispuesto que el hombre sea la cabeza del hogar. Sin embargo, esto tiene que ver con el liderazgo que ejerce y no con la capacidad que tiene de ganar dinero o con sus responsabilidades. Para que funcione con eficacia, una organización ideal debe tener un presidente y un grupo de personas sobre las que preside. Cada persona puede aconsejar al presidente en asuntos tocantes a la organización, y el presidente tiene en cuenta esos puntos de vista antes de tomar decisiones finales. El presidente no es mejor que los demás; sólo desempeña una función diferente. »En el hogar, Dios quiere que el presidente sea el hombre. No se trata de que sea mejor que la mujer, sino que es responsable ante Dios como el líder espiritual del hogar. Tiene la responsabilidad de dar buen ejemplo a su esposa y a sus hijos. Y ellos tienen la responsabilidad de respetarlo como su líder. »Usted dice que su marido es un buen esposo y un padre excelente. Con eso nos da a entender que usted lo respeta. Y dice que los dos están de acuerdo en cuanto a las tareas que realizan. Eso implica que él está satisfecho con ese acuerdo. Así que le recomendamos que siga mostrándole respeto y enseñándoles a sus hijos a que lo respeten, y que no se preocupe por quién gana más dinero.... »Con afecto fraternal, »Linda y Carlos Rey.» Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 117». Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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El amor y la locura

2/10/2025
Cuentan que hace muchísimos años se reunieron algunos sentimientos y algunas cualidades del ser humano. Cuando el Aburrimiento bostezaba por tercera vez, la Locura propuso: —Vamos a jugar al escondite. La Intriga se levantó extrañada, y la Curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: —¿Al escondite? ¿Y eso cómo es? —Es un juego en el que yo me tapo los ojos y comienzo a contar, desde el uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden. Cuando termine de contar, los buscaré hasta que los encuentre— explicó la Locura. El Entusiasmo bailó jubiloso y la Alegría dio saltos, con lo que terminaron por convencer a la Duda, e incluso a la Indiferencia, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia pensó que era un juego muy tonto. En el fondo lo que le molestaba era que la idea no se le había ocurrido a ella. Y la Cobardía prefirió no arriesgarse. La Locura rápidamente comenzó a contar. La primera en esconderse fue la Pereza que, como siempre, se dejó caer en la primera piedra que encontró. La Envidia se fue detrás del Triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. A la Generosidad le costó trabajo esconderse. Cada sitio le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: el lago cristalino para la Belleza, la hendija de un árbol para la Timidez, una ráfaga de viento para la Libertad. Por fin, después de pensar primero en todos, la Generosidad terminó ocultándose en un rayito de sol. La Mentira se escondió detrás del arco iris. Y la Pasión y el Deseo se escondieron entre los volcanes. Cuando la Locura ya casi terminaba de contar, el Amor aún no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado. Hasta que al fin vio un rosal y decidió esconderse entre sus flores. —¡Un millón! —dijo la Locura. Y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza, que estaba a sólo tres pasos. A la Pasión y al Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia. Y claro también encontró al Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, pues él solito salió de su escondite, que resultó ser un nido de avispas. Así fue encontrándolos a todos. El Talento estaba entre la hierba fresca. La Angustia, en una oscura cueva. La Mentira, detrás del arco iris. Y hasta encontró al Olvido, que se había olvidado de que estaba jugando al escondite. Solamente el Amor no aparecía por ningún lado. La Locura buscó detrás de cada árbol, debajo de cada arroyo de la tierra y en las cumbres de las montañas. Cuando ya estaba considerando darse por vencida, vio el rosal. Tomó un pequeño palo y comenzó a mover las ramas. De pronto, escuchó un doloroso grito. Las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no hallaba cómo disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió acompañarlo para siempre. Desde entonces el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña. Por eso se ha dicho que «amar es una locura, a menos que se ame con locura». Y tal vez se deba a eso mismo que San Pablo haya dicho que algunos juzgan que el mensaje de la cruz de Cristo es una locura. Pues podría decirse de Jesucristo no sólo que nos amó con locura al dar su vida en la cruz por nosotros, sino también que nos mandó que amemos al prójimo con esa misma locura. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Escuela Para Todos

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Ansiedad debido a una mala experiencia laboral

2/8/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «... Tuve un trabajo tóxico que me llevó a caer en depresión y ansiedad crónica.... Renuncié... [pero] hoy estoy en un mejor empleo, más tranquilo y... también mejor remunerado. »Sin embargo, el trauma de la mala experiencia laboral me está afectando. Tengo miedo hasta de leer mi correo electrónico y de que me escriba mi jefe.... »Quiero ser feliz con lo que tengo, pero no lo consigo.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »... Usted no dice cuánto tiempo trabajó bajo estrés, pero es evidente que fue lo suficiente como para alterar las sustancias químicas en su cerebro.... Cuando el estrés se prolonga, puede perjudicar nuestro corazón y otros órganos de nuestro cuerpo. Mientras sufrimos el estrés, nuestro cuerpo reacciona huyendo o luchando. Eso quiere decir que nuestro corazón acelera su latido a fin de prepararnos para confrontar el peligro o huir, y comenzamos a respirar con mayor rapidez. Esas reacciones físicas las monitorea nuestro cerebro, y la adrenalina comienza a fluir a través de nuestro cuerpo, dándonos de repente más fuerza y concentración. Como resultado, nos agitamos y nos disponemos ansiosamente a actuar. »Dios nos creó de tal manera que esas reacciones nos auxiliaran en momentos de peligro, pero cuando esos momentos se prolongan... nuestro corazón, nuestro sistema respiratorio e incluso nuestro sistema digestivo sufren los efectos de una incesante demanda de sus servicios. Nuestro cerebro produce las sustancias químicas necesarias para mantenernos en estado de alerta y listos.... »Una de las cosas más rápidas y prácticas que podemos hacer es detenernos y ordenarle a nuestro cuerpo que respire con más lentitud. A medida que respiramos lenta y profundamente, podemos clamar a Dios pidiéndole ayuda. »Lea y memorice el pasaje bíblico escrito por el apóstol Pablo que dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Concéntrese en las palabras a medida que respira.... »Cuando usted logra respirar con más lentitud, su corazón late también con mayor lentitud. Cuando su cerebro se concentra en Dios y en el poder que Él tiene para cuidar su corazón y su mente, tarde o temprano le llega el mensaje de que ha desaparecido el estrés. Sin embargo, si después de intentar lograrlo durante... algunos meses, todavía sigue sufriendo, entonces le recomendamos que acuda a un consejero profesional o que forme parte de un grupo de terapia compuesto de personas que, así como usted, tienen la tendencia de sentirse ansiosas.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El caso completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 709. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«El camino de la vida»

2/7/2025
(Antevíspera del Día Mundial del Matrimonio) (Canción cantada por Carlos Rey en audio y en video) En 1991, fue elegida como «La canción más bella de Colombia», y en diciembre de 1999, como «La canción colombiana del siglo veinte», en ambas ocasiones por votación nacional en concursos convocados por RCN (Radio Cadena Nacional). Su compositor, Héctor Ochoa Cárdenas, nació en Medellín, Antioquia, en 1934. El tema de la canción es «El camino de la vida»: De prisa como el viento van pasando los días y las noches de la infancia. Un ángel nos depara sus cuidados mientras sus manos tejen las distancias. Después llegan los años juveniles: los juegos, los amigos, el colegio. El alma ya define sus perfiles, y empieza el corazón de pronto a cultivar un sueño. Y brotan, como un manantial, las mieles del primer amor. El alma ya quiere volar, y vuela tras una ilusión. Y aprendemos que el dolor y la alegría son la esencia permanente de la vida. Y luego, cuando somos dos en busca de un mismo ideal, formamos un nido de amor, refugio que se llama hogar, y empezamos otra etapa del camino: un hombre, una mujer, unidos por la fe y la esperanza. Los frutos de la unión que Dios bendijo alegran el hogar con su presencia. ¿A quién se quiere más si no a los hijos? Son la prolongación de la existencia. Después ¡cuantos esfuerzos y desvelos para que no les falte nunca nada, para que cuando crezcan lleguen lejos y puedan alcanzar esa felicidad tan anhelada! Y luego cuando ellos se van, algunos sin decir adiós, el frío de la soledad golpea nuestro corazón. Es por eso, amor mío, que te pido por una y otra vez, si llego a la vejez, que estés conmigo. Gracias a Dios, el compositor Héctor Ochoa, que es el hijo número trece de los veinte que tuvieron sus padres, «frutos de la unión que Dios bendijo», no se desvió de su propio «camino de la vida» por seguir el consejo de su padre, el maestro, músico y compositor Eusebio Ochoa. Es que su padre había insistido en que «ser músico y compositor no ofrecía un futuro económicamente asegurado», sin imaginarse jamás que algún día habría más de cuarenta versiones grabadas y se venderían más de dos millones de copias de esta canción cuyo éxito, a juicio de Héctor mismo, se debe a que cada persona se identifica con ella y la define como un himno a los hijos, a la familia, al amor y a la vida. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Perdí a una amiga que se suicidó»

2/6/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Hace tres años perdí a una amiga que se suicidó. Ella luchó por años con depresión, conductas de autolesión y diagnóstico de trastorno límite de la personalidad.... »Siempre le [dije que el único que podía ayudarla era Dios, y que Él había enviado a su Hijo Jesucristo para darle la salvación]. Ella jamás me impidió que le hablara al respecto, pero al final estaba tan mal que ya no quería creer lo que le contaba sobre Dios.... »Estos últimos tres años han sido los más tristes para mí. ¡Tengo tantas preguntas! ... ¿Qué me pueden aconsejar?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡Cuánto sentimos la pérdida de su amiga! La tristeza normal que siente se ha intensificado por las preguntas que tiene sin encontrar respuesta. Usted no especifica ninguna de ellas, pero podemos adivinar algunas, tales como por qué su amiga no quiso aceptar la salvación de la que usted le habló, y qué más pudo haber hecho usted que tal vez pudiera haber evitado que ella se suicidara. »Esas preguntas son difíciles, pero justas. Sin embargo, para poder comprender las respuestas, primero es necesario considerar los factores subyacentes. El trastorno límite de la personalidad es causado por anomalías físicas en el cerebro. Los circuitos químicos y eléctricos (que normalmente vinculan los pensamientos con los comportamientos asociados a éstos) están desconectados, o están conectados de forma aleatoria. »Imagínese una casa.... Cada grifo de agua en la casa está conectado a los tubos que se conectan a la tubería de agua principal, y ésta a su vez al suministro municipal de agua.... ¿Qué pasa si los tubos de agua están mal conectados o no están conectados a nada? ¿Se imagina el caos que eso produciría en aquella casa? Habría tubos vertiendo agua en las habitaciones, [y baños sin agua].... »Así mismo su amiga tenía un cerebro con conexiones caóticas. A veces pudo haber dado la impresión de que estaba funcionando debidamente, pero era completamente inestable y poco confiable. Ella no podía comprenderlo, pero era tan insoportable que por último le puso fin. »Usted está equivocada al pensar que pudo haber hecho algo para reparar las conexiones en el cerebro de su amiga. Usted hizo todo lo posible, y estamos seguros de que su amistad le fue de mucho consuelo y ayuda a ella.... »Si bien es polémico, nosotros creemos que Dios juzga a cada persona conforme a su propia capacidad. Así como un niño muy pequeño no tiene que rendir cuentas por su pecado, creemos que Dios no pedirá que le rinda cuentas ninguna persona que tiene un cerebro que le impida comprender la verdad acerca de Él y de su salvación personal.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 828. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Un regalo de plata

2/5/2025
(2o. domingo de febrero: Día Mundial del Matrimonio) Con motivo de la celebración de sus bodas de plata, el escritor y médico cubano Mario Dihigo cuenta la siguiente anécdota en su obra que lleva por título Cosas de muchachos: «La gran fecha se acercaba y [nuestras hijas, Nené y Cotica,]... determinaron reunir sus recursos, no muy cuantiosos, para que el regalo común ganara en categoría. »Es corriente en esos casos que el obsequio sea un objeto de plata. Hasta entonces ellas no habían tenido idea de lo caras que son las cosas hechas con ese metal.... »Recorrieron varias joyerías. En una de ellas, después de ver varios objetos sin decidirse por ninguno, el dependiente les preguntó: »—¿Les agradaría una palmatoria? »Ambas se miraron e intercambiaron un gesto de ignorancia. »—Bueno, haga el favor de enseñárnosla. »Y resultó que el hombre apareció con un candelero. Nunca habían oído la palabra palmatoria, pero, positivamente, era más elegante que candelero. »Después de un cambio de impresiones, determinaron seguir buscando. Aunque la palabra era distinguida, el objeto no era tan majestuoso como ellas lo deseaban. »Continuó la peregrinación de joyería en joyería y no encontraron nada mejor que la palmatoria. »Decidieron adquirirla y regresaron a la tienda en que se la habían mostrado. »Las atendió otro dependiente. Solícito, les preguntó qué deseaban y una de ellas, confundiendo la palabra recién aprendida, dijo: »—Deseamos una manopla de plata. (Para los que no saben lo que es una manopla, el doctor Dihigo explica, en una nota al pie de página, que es un «instrumento de hierro que cubre la mano para dar puñetazos».) «Cuando el dependiente pudo hablar —continúa narrando Dihigo—, con voz insegura dijo: »—¿Y para qué quieren ustedes una manopla de plata? »—Para regalársela a papá y mamá que cumplen veinticinco años de casados. Afortunadamente el matrimonio Dihigo de esta anécdota no habría empleado jamás aquel regalo. Pero lo trágico es que en la sociedad actual sí hay cónyuges que le darían uso a tal objeto de combate. Porque lamentablemente hay muchos matrimonios en que el maltrato físico es algo común y corriente... Según el libro de Génesis, el matrimonio es tan singular que cuando dos personas se casan, «se funden en un solo ser». En otras palabras, llegan a ser un solo cuerpo. Por eso San Pablo, al citar ese pasaje, dice que «el esposo debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo», explica el apóstol, pues nadie que está en sus cabales odia a su propio cuerpo, sino que lo cuida. De ahí que golpear a su esposa es como golpearse a sí mismo. Dejemos, pues, de maltratarnos, y amémonos más bien, tal y como nos amó Cristo. Él se dejó maltratar para que dejáramos de maltratarnos unos a otros, y entregó su vida para que entregáramos la nuestra, no sólo veinticinco años sino hasta la muerte, por amor. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Cosas de muchachos

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«Me dicen que no crea en toda la Biblia»

2/4/2025
En este mensaje tratamos el caso de un muchacho que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Tengo doce años de edad.... Estoy estudiando la Biblia, pues me asusta esto del fin del mundo y creo que he conseguido algunas respuestas en la lectura de ésta. Pero parientes y amigos me dicen que no crea en todo lo que está escrito en la Biblia, pues a través del tiempo varias personas la han manipulado, le han quitado partes y le han puesto otras a criterio personal. Según ellos, ha perdido credibilidad con esto.... »No sé qué hacer. Espero que me ayuden y, con su respuesta, hacerles ver a mis amigos que la Biblia es la Palabra de Dios.» Este es el consejo que le dimos: «Estimado »... El tema de tu consulta es muy importante. Lamentablemente, en el breve espacio que tenemos, no podemos darte muchos detalles, pero sí podemos asegurarte que la Biblia es digna de confianza. »Los libros de la Biblia fueron escritos originalmente en rollos de papiro, que es la clase de papel que había en los tiempos en que vivieron los autores. Nosotros creemos que Dios inspiró a esos autores de modo que escribieran las palabras que Él les ponía en la mente. Posteriormente, al igual que se hacía con otros libros, hombres llamados escribas copiaban a mano, con muchísimo cuidado, cada letra. Hicieron aquellas copias en diferentes siglos y en varios países, y hoy se encuentran partes de ellas en museos de algunas naciones del mundo. »Los eruditos bíblicos se dedican a comparar las copias para ver si hay diferencias. Como tienen varias copias de cada libro, que se han encontrado en varios lugares y en diferentes siglos, pueden comprobar si hay algo que se ha cambiado, añadido o quitado. Si hay cincuenta copias, y cuarenta y cinco de ellas tienen una oración escrita exactamente igual, entonces los eruditos bíblicos dan por sentado que las otras cinco copias tienen errores y que la oración original es la que se encuentra en las cuarenta y cinco copias iguales. »Como casi ninguno de nosotros habla los idiomas de la Biblia, que son el hebreo, el arameo y el griego, es necesario que se traduzcan los libros originales. Algunos traductores prefieren traducir esos libros de la Biblia del modo en que se escribe su lenguaje en la actualidad, mientras que otros prefieren traducirlos del modo en que se escribía su lenguaje hace algunas décadas o incluso hace siglos. A eso se debe que las librerías que venden libros de temas religiosos tengan tantas versiones de la Biblia. Una versión dice: “Cada uno cosecha lo que siembra”, mientras que otra dice: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Pero ambas expresiones significan lo mismo. Y lo que importa es el sentido y no las palabras exactas que emplean los traductores en esas versiones. »Cuando leas la Biblia, acuérdate de pedirle a Dios en oración que te ayude a entender el sentido que tienen las lecciones y las historias. Así aprenderás lo que Dios quiere decirte, y no importará tanto si tus amigos o familiares están de acuerdo contigo, porque sabrás tú mismo que Dios se ha comunicado contigo. Ellos no pueden comprender eso si no lo han experimentado por sí mismos. »¡Esperamos que Dios te hable mediante su Palabra! »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 116». Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Arrastrados por torrentes irresistibles

2/3/2025
Fueron treinta kilómetros de carrera, treinta kilómetros en los que el convoy de carga corrió normalmente. Los maquinistas se limitaban a mirar de cuando en cuando los controles y atisbar las vías por rutina. De pronto les llegó el mensaje: «Detengan el tren. Hay un auto debajo de un vagón.» Bajo las ruedas había un pequeño Volkswagen, enrollado como un pliego de papel; dentro del auto había dos jóvenes completamente destrozados. El tren los había arrastrado a lo largo de treinta kilómetros. Fue impresionante y conmovedor el hallazgo de los jóvenes. Antes de llegar a ese triste final, ambos habían sido arrastrados en la vida por otros factores. Su muerte fue casi inevitable. Primero habían sido arrastrados del hogar a temprana edad por la corriente que arrastra a una buena parte de la juventud: la desobediencia a los padres y el ansia de una vida de libertinaje. Después los habían arrastrado el alcohol y las drogas, que también llevaban en el auto. Al final los había arrastrado la locura de ganarle una carrera al tren. El tren llegó primero al cruce de las vías, y el pequeño auto se metió debajo de las ruedas de hierro. No fue necesario nada más. El auto y sus ocupantes fueron arrollados por el tren. Al principio el licor y las drogas son un hilo de agua que corre mansamente, produciendo cierto placer y euforia. Pero poco después se convierten en un arroyo tumultuoso, hasta que se vuelven un torrente irresistible y terminan siendo un mar donde todo naufraga: la conciencia, la inteligencia, la moral y la vida misma. ¿Qué puede detener ese irresistible torrente? ¿Qué puede frenar esa loca carrera? Ha cobrado ya muchas víctimas jóvenes. ¿Quién sabe cuántas veces estos adolescentes no habrían hecho angustiosamente esas preguntas, y cuántas veces habrían rogado: «¡Detengan este mundo loco, que quiero bajarme!»? Por eso hay que volver a preguntar: ¿Qué puede librar a una persona de esa esclavitud del vicio, del alcohol, de las drogas? En medio de esa furiosa corriente hay un remanso de paz y de calma. Ese remanso es Jesucristo. Él dijo: «La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden» (Juan 14:27). Quien encuentra a Cristo encuentra la paz. Él está a nuestro lado ahora mismo. Hermano Pablo Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Para cada cosa, mi esposo llama a la mamá»

2/1/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Hace seis meses me casé con un hombre que me ama y me respeta.... Nos llevamos bien, pero he notado que, para cada cosa que él va a hacer, llama a la mamá y se lo hace saber.... Le dice absolutamente todo, desde lo que se cocina en casa hasta la hora en que se levanta. Y si él no le contesta los mensajes, ella se molesta con él.... »Nosotros la visitamos los domingos, pero casi siempre quiero volver a casa.... La Biblia dice que dejará el hombre o la mujer su casa o familia para hacer la suya propia. No sé cómo hablar con él. No quiero que piense que tengo algo en contra de mi suegra.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡La felicitamos por su matrimonio reciente! Nos encanta el hecho de que su esposo la ame y la respete. ¡Esa es una gran bendición! »Tiene usted razón de que la Biblia dice que el hombre debe dejar a su padre y a su madre para unirse a su esposa. Concordamos en que es muy importante, y por eso les aconsejamos a las parejas que no se casen sino hasta que tengan la solvencia económica para separarse de sus padres y vivir por su propia cuenta. Pero no comprendemos por qué se refiere usted a eso. Su esposo sí se separó de sus padres, y ahora vive con usted. »Hay quienes creen que el esposo que trata bien a la mamá es un hombre que así mismo tratará bien a la esposa. Ese trato considerado demuestra que él tiene las virtudes de la compasión, la bondad, el respeto y la lealtad. »De cualquier manera, sólo podemos darle un consejo basado en lo que usted nos cuenta. Usted dice que su esposo llama a la mamá, responde a los mensajes de ella, y le cuenta “absolutamente todo” a ella. Pero usted no menciona que la mamá le dice lo que él tiene que hacer, ni que él considera más importante la opinión de ella que la de usted. Y usted tampoco dice que él visita a su mamá todos los días, dejándola a usted en casa sola, ni que él es negligente con usted para atender más bien a la mamá. »Recuerde que la Biblia también nos manda que honremos a nuestro padre y a nuestra madre, y al parecer, eso es lo que su esposo está haciendo. Creemos que sería sabio de su parte que cambiara su manera de ver este asunto. En vez de estar un poco celosa de que su esposo tenga una relación estrecha con la mamá, esté agradecida de que él es un hombre de esos que muestran un interés profundo por sus seres queridos. »Usted en definitiva no es la primera esposa a quien le resulta difícil llevarse bien con la suegra. Sin embargo, creemos que le resultará más fácil si se esfuerza por no considerarla como su rival, ni como alguien que quiere quitarle algo que le pertenece a usted. Esfuércese más bien por verla como la ve su esposo. Ámela porque él la ama a ella.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 708. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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El Dios de la conquista

1/31/2025
(Antevíspera del Aniversario de la Muerte del Indio Hatuey) Era jefe indígena de la región caribeña de la Guahaba. Huyó de Haití en canoa en 1511, junto a los suyos, y fue a parar en la isla de Cuba. Allí se refugió en las cuevas y los montes de oriente. Un día señaló una cesta llena de oro y dijo: «Este es el dios de los cristianos. Por él nos persiguen. Por él han muerto nuestros padres y nuestros hermanos. Bailemos para él. Si nuestra danza lo complace, este dios mandará que no nos maltraten.» A los tres meses de atreverse a hacer semejante declaración, los españoles lo atraparon y lo ataron a un palo, cual serpiente venenosa. Antes de prender el fuego que lo reduciría a carbón y ceniza, un sacerdote le prometió que, si aceptaba bautizarse, le esperaría la gloria y el eterno descanso. La valiente víctima le preguntó: «En ese cielo, ¿están los cristianos?» Ante la respuesta afirmativa del instruido sacerdote, el aborigen eligió el infierno, y se dispuso a que el representante de Dios encendiera la leña cuyas llamas lo habrían de consumir. Por eso en Baracoa se yergue, orgulloso, el busto del indio Hatuey. ¿Quién hubiera pensado que un indígena iletrado llamado Hatuey fuera el inusitado instrumento que Dios habría de usar para recalcar una de las lecciones más importantes del Sermón del Monte? «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar —enseñó Cristo—. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.» Hatuey tenía razón. El oro había llegado a ser el dios de los únicos cristianos que él tuvo la desdicha de conocer. Pero lo que ignoraba era que ese dios carecía de poder. Si no tenía poder ni para hacer de veras felices a aquellos aventureros españoles, menos poder tenía para salvarlo a él de semejante avaricia. De modo que su danza a ese dios fue en vano. Lo peor de todo es que también ignoraba que el que sí tenía poder para salvarlo eternamente era precisamente ese Dios a quien pretendían servir sus conquistadores, pero a quien ellos habían reemplazado por las riquezas. Por eso Hatuey jamás llegó a conocer a aquel Dios que murió también por él con el fin de darle vida plena en esta tierra, y vida eterna en el paraíso celestial. Más vale que aprendamos la lección de Hatuey y de sus verdugos. Elijamos al verdadero Dios y no acumulemos tesoros en la tierra sino en el cielo. Así ni la muerte de Cristo ni la de Hatuey habrán sido en vano. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Memoria del fuego I: Los nacimientos

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