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Un Mensaje a la Conciencia

Christian Talk

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Location:

Costa Mesa, CA

Description:

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Language:

Spanish

Contact:

Asociación Hermano Pablo Box 100 Costa Mesa, CA 92628 9499227501


Episodes
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«Para mi madre, ser buena hija es dejar que me manipule»

4/10/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Tengo cuarenta y tres años, y con el paso del tiempo he notado que mi madre muestra indicios de ser una persona narcisista, dramática, manipuladora, que quiere absorbernos con las situaciones que crea. »A pesar de ser cristiana, es una persona que no tiene contentamiento, que continuamente se queja. Para ella, ser buena hija es dejar que nos manipule y nos maneje como marionetas. También siento que quiere estar por encima de la autoridad de mi esposo.... Entiendo que debemos respetar a los padres, pero me siento agotada y no dispuesta a seguir dejándome manipular.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡Cuánto sentimos la manera en que se porta su mamá y cómo la trata a usted! Y sentimos aún más el hecho de que ella profese ser seguidora de Cristo y, sin embargo, se porte de ese modo. Lamentablemente, ella es una de las muchas personas que asisten a la iglesia, leen la Biblia e incluso oran, pero no les hacen caso a las enseñanzas de la Biblia ni ponen en práctica los principios bíblicos en su vida diaria. »El apóstol Santiago enseñó: “El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica, es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida enseguida de cómo es.” A medida que su mamá lee las enseñanzas en la Biblia, Dios trata de mostrarle cómo ponerlas en práctica. Pero en vez de hacerlo, ella cierra la Biblia y vuelve a hacer las cosas a su propia manera. Sólo Dios puede juzgar lo que hay en el corazón de ella, y nosotros en definitiva no vamos a juzgarla. »Si su mamá no se ha portado siempre como lo está haciendo ahora, la animamos a que la lleve a un médico para que le haga una prueba de habilidades cognitivas. Sin embargo, usted da a entender que ella ha estado portándose así por mucho tiempo, de modo que es probable que no se trate de la aparición de una afección médica. »Hay casos muy parecidos al suyo que hemos tratado antes debido a que su dilema es común. Por favor, lea, escuche o vea los Casos 20 y 155 en www.conciencia.net para enterarse del consejo que les dimos a esos hijos adultos. »Tal como usted insinúa, el plan de Dios es que un hombre y su esposa dejen a sus padres y se unan el uno al otro. Eso se complica cuando los recién casados viven bajo el mismo techo con los padres. Y es aún más complicado cuando los padres cuidan a los hijos de la pareja o la apoyan económicamente. El respetar y honrar a padre y madre no significa vivir con ellos, así que si usted y su esposo aún no viven independientemente, creemos que es muy importante que busquen un nuevo lugar donde vivir.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 837. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Pa’ todo tiempo»

4/9/2025
—¿Cuántos años lleva pescando, don Ventura? —Llevo cuarenta y seis años pescando. Era un muchachito cuando empecé. Siempre andaba solito con una figa que hacíamos de varilla, pescando por los mangles para ayudar a la familia. Éramos muchos. —¿Y qué pescaba por allí? —Guanábano, langostines, pargo, róbalo... Había mucha pesca.... Antes el agua era bien clarita [y] se veía el carrucho.... Mi pai tenía una embarcación y nos tirábamos por allá buscando carrucho. Éramos tres hermanos pescando sin ropa, como Dios nos mandó al mundo. ¡Cómo gozábamos!... —Don Ventura, ¿la pesca le da lo suficiente como para mantener a la familia? —Te digo que ayer vendí cuatro ensartitas de pescao, con cuatro libras cada una. Algo es algo, y con mis cuatro hijos, recibo cupones. El problema es que ahora uno tiene que ir lejos para pescar lo suficiente para mantener la familia. »Antes, no. Antes se cogía mucho pescao, pero muchacha, ahora el pescao está corriendo, huyendo. En este mes deben venir los grandes a comer. Y para las Navidades la pesca está muy buena. »Cuando más se afloja la pesca es para la Semana Santa, ¡cuando más gente come pescao! Y es curioso. En Semana Santa, como en Navidades, tú ves las iglesias llenitas y la fila de carros causa tapón. Fuera de ese tiempo no se ve más de un par de carros estacionados por la iglesia. ¡Pero Dios es pa’ todo tiempo! Tiene toda la razón Ventura Pagán, de Boquerón, Cabo Rojo, uno de los pescadores comerciales de Puerto Rico a quienes entrevistó María Benedetti entre 1991 y 1995. Por una parte, es irónico que la pesca sea más floja alrededor de Semana Santa, ¡precisamente cuando más personas comen pescado! Y por otra, es curioso que haya tantos más feligreses que acuden a las iglesias en Semana Santa que en las otras cincuenta y una semanas del año. Pues si bien Dios se alegra de que le dediquemos toda una semana año tras año, se alegraría muchísimo más si le dedicáramos todo el año día tras día, reconociendo, como bien lo asegura don Ventura, que Dios es para todo tiempo. No es que Dios necesite que nosotros lo busquemos todo el santo año, sino que nosotros necesitamos buscarlo a Él todo el año para ser santos, no necesariamente santos en el sentido de ser perfectos sino de estar libres de toda culpa. Por eso nos exhorta San Pedro: «Sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó.» El que nos llamó, al que se refiere San Pedro, es Dios mismo. Y nos sigue llamando, no sólo en los días festivos religiosos sino todos los días, tanto entre semana como los domingos, llamándonos no sólo a todos mediante el repicar de las campanas de las iglesias, sino a cada uno, a la puerta de nuestro corazón. Dios, en la persona de su Hijo Jesucristo, nos invita hoy mismo a que tomemos con Él el alimento espiritual que nos ha preparado, así como después de su resurrección invitó a sus discípulos a que comieran con Él el pescado que les proveyó milagrosamente. Pues quiere que nosotros, al igual que Pedro en aquella ocasión, lo amemos más que a nadie y lo sigamos fielmente todos los días de nuestra vida. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Palabras de pescadores: Entrevistas con pescadores comerciales de Puerto Rico 1991‑1995Diccionario de la lengua española

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«Cobrar el barato»

4/8/2025
Siempre ha habido personas que les dedican una buena parte de su tiempo a los juegos de azar. Y siempre ha habido espectadores en esos salones de juego, apostados alrededor de las mesas, que han experimentado de cerca la agonía y el éxtasis de los que están arriesgando el dinero. En la antigüedad se le llamaba «pagar el barato» a la costumbre de dar, como propina, una pequeña parte de las ganancias a los sirvientes y a esos mirones. Era como si se lo merecieran por haber hecho acto de presencia y nada más. Actualmente se sigue esa costumbre en los casinos, bingos y otras salas de juego, donde es casi obligado dar una propina al crupier, a los empleados del establecimiento e incluso a los compañeros de mesa y mirones, cuando la ganancia que se obtiene es grande. Pero en los casos en que alguien se gana la lotería, y sus allegados, sobre todo los que estuvieron presentes durante la compra del billete, piensan que el afortunado jugador debe compartir con ellos aunque sea una pequeña parte de sus ganancias, se supone que el que así procede lo hace de buena gana y no por obligación. En cambio, antiguamente ocurría que cuando un ganador no cumplía con aquella costumbre que ya se había arraigado en la cultura del juego, los defraudados acompañantes solían exigírselo hasta con amenazas. Algunos llegaban al extremo de contratar a matones que vivían de eso. ¡Era el colmo de la presunción! De ahí que se acuñara la expresión «cobrar el barato», que enfoca a la persona que predomina por el miedo que les infunde a otras. A pesar de que representan dos extremos de conducta, hay algo muy importante que tienen en común una sala de juego y la antesala de la cruz de Cristo. Así como abundan los espectadores en los salones de juego, también los hay ante esa escena de la cruz, en términos específicos, todos nosotros. Pero a diferencia del juego de antaño, no fue un juego sino una batalla lo que libró Cristo por nuestra alma al morir en nuestro lugar y así ganar la victoria sobre el mal. Y no fue al azar sino premeditada esa victoria, planeada desde antes que naciéramos. Y los espectadores que reconocemos que la aparente derrota es en realidad una singular victoria nos hacemos acreedores no a una propina de la ganancia sino a la ganancia entera. Cada uno de nosotros gana todo, porque Cristo no se queda con nada más que la satisfacción de haber ganado en favor de nosotros. Así Cristo nos desarma de cualquier razón para «cobrar el barato» y exigirle que nos pague del fruto de su victoria; al contrario, es Él quien nos busca para invitarnos a que la aceptemos. No nos exige que aceptemos la salvación del alma, que es lo que ganó; más bien, nos la ofrece con amor y nos trata de tal manera que, lejos de tenerle miedo, lo amemos de todo corazón. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Del hecho al dicho

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El corazón y los besos

4/7/2025
(13 de abril: Día Internacional del Beso) Para Billy Larson fue un beso placentero, delicioso, fantástico. Era un beso comprado, eso sí, un beso obtenido de una mujer de la calle. Pero para el incauto joven, era hasta ese momento el mejor beso de su vida. En cambio, para Margarita Santos, la muchacha que se lo vendía, ese beso era otra cosa, ya que junto con el beso le pasó al joven una diminuta cápsula llena de un poderoso narcótico. Cuando Billy quedó profundamente dormido, Margarita lo despojó de todo su dinero. Era el truco que usaba para atrapar a sus víctimas. Por lo general el beso es una expresión de amor. Es caricia típica del género humano. Sin embargo, con todo el afecto humano, el romanticismo y el amor que se le imprima, el beso depende de las intenciones del corazón. Aunque no esté necesariamente teñido del color de un lápiz labial, no deja de estar teñido de los sentimientos del corazón. Hay besos muy amorosos, sentimentales, ardientes, patéticos, como el beso que se deposita tiernamente en la frente de la madre moribunda. Hay besos pérfidos, como los que se dan con una falsa declaración de amor a la persona que se dice amar y sin embargo se odia. Hay besos traicioneros y hay besos fríos; besos que se dan por obligación y besos que encubren una pasión morbosa; besos legítimos, como los que se dan a la esposa, a los hijos y a los nietos; y besos ilegítimos, prohibidos, como los que se dan a la prostituta o a la mujer ajena. Cualquiera que sea el caso, la calidad, el color, la pasión y la esencia de los besos que damos dependen siempre de lo que guardamos en el corazón, ya que del corazón mana la vida misma, según lo afirma el sabio Salomón. En esa misma estrofa del libro de los Proverbios, Salomón nos da a entender que la calidad de nuestro corazón no sólo determina la calidad de nuestros besos sino también la de nuestras palabras, intenciones y acciones. Tal vez lo haya aprendido de la experiencia de su padre, el rey David. ¿Acaso no era Salomón el hijo que Betsabé le dio a David después que David cometió adulterio con ella? Cuando David se arrepintió de ese adulterio y del mortal engaño del que fue culpable, le rogó a Dios que limpiara por completo su corazón. David sabía que lo que lo alejaba de la presencia de Dios era la condición sucia de su corazón. Y sabía lo que evidentemente no sabían Billy Larson y Margarita Santos: que Dios se deleita en sanar el corazón quebrantado, perdonar el corazón arrepentido y limpiar el corazón sucio. Pues de haber tenido un corazón limpio como el que le da Dios a todo el que se lo pide, ni Billy hubiera caído en la trampa, ni Margarita se la hubiera tendido con un beso. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Embriaguez, humillaciones y golpes conyugales

4/5/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Mi esposo y yo tenemos medio año de casados.... Durante los ocho años del noviazgo hubo violencia y embriaguez por parte de él.... Yo he permanecido fiel, pero mi esposo no.... Apenas lo descubrí... no aguanté más, ya que antes me había hecho muchas cosas, como humillaciones y golpes. Pero es la primera vez que descubro una infidelidad.... »Me he ido de mi casa y, afortunadamente, no tenemos hijos que padezcan esta situación. Pero no sé cómo actuar, o si hice bien en irme.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡Cuánto sentimos lo que ha sufrido! Es evidente que cometió un grave error al hacer caso omiso del comportamiento previo de su esposo y decidir casarse con él de todos modos. Sin duda usted se convenció, así como se convencen muchas otras mujeres, de que él cambiaría después del matrimonio. »Sin embargo, él no cambió, y es probable que no cambie hasta que se sienta lo bastante mal como para querer algo diferente. Por supuesto, Dios tiene el poder para ayudarlo a convertirse en un nuevo hombre, pero Dios no obliga a nadie a que reciba su ayuda. Su esposo tiene que desear la ayuda de Dios y pedírsela él mismo. »En cuanto a si hizo bien en irse, hay dos razones por las que creemos que sí hizo lo debido. En primer lugar, si su esposo la ha golpeado en el pasado, entonces usted corre peligro a su lado. Tal vez usted no espere que aumente la violencia de él, hiriéndola más que hasta ahora. Pero él es una persona que no tiene dominio propio, así que pudiera rápidamente pasar de golpearla a matarla, sobre todo si está borracho. Usted, al igual que cualesquiera otras personas que corren semejante peligro, necesitan tomar las medidas necesarias para protegerse. »La segunda razón por la que creemos que usted hizo lo debido es que su esposo le fue infiel, y es muy probable que vuelva a serlo. Aunque muchos matrimonios pueden salvarse luego de haber sufrido una infidelidad, la violencia de la que ha sido víctima hace que sea imprudente darle otra oportunidad a su esposo.... »Jesucristo enseñó que el divorcio se justifica si es por infidelidad. En el caso de usted nos preguntamos si tal vez pudiera obtener una anulación legal, ya que ha estado casada muy poco tiempo. Eso dependerá de las leyes en su país, así que sugerimos que consulte a un abogado. »Recuerde que Dios la ama y desea lo mejor para usted. Ponga su confianza en Él para que le dé la fortaleza y la sabiduría que necesita para el futuro.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 717. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Cómo conservar la salud

4/4/2025
(7 de abril: Día Internacional de la Salud) A todos nos interesa conservar la salud. El siguiente consejo sobre cómo lograrlo proviene de un campesino de setenta y nueve años de edad de Camagüey en la isla de Cuba. En una entrevista que le hizo el etnólogo cubano José Seoane Gallo a principios de la década de 1960, Justo declara: «Hay un dicho que dice que la salud entra por la boca y hay otro que dice que el cuidado de la boca es la salud del cristiano, que viene a decir lo mismo de otra manera. Esos dichos quieren decir muchas cosas...: que se debe comer bien, sin robarle la comida a nadie, pero sin hartarse; que no se debe comer lo que se sabe que hace daño; que no se debe comer lo que uno no conoce sin hacer antes una prueba con un poquito, por si acaso...» Si le hemos prestado atención a Justo, con mayor razón debemos hacerle caso al sabio Salomón en cuanto a este importantísimo tema. Uno de sus proverbios más sustanciosos dice así: «Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.» Si bien «la salud entra por la boca», Salomón nos da a entender que es por allí mismo que sale. De modo que debemos tener mucho cuidado con las palabras que salgan de nuestra boca. Si son amables y oportunas, surten el efecto de un panal de miel, pero multiplicado por dos: endulzan la vida y dan salud al cuerpo tanto del que las pronuncia como del que las recibe. Por eso también escribe el incomparable proverbista: «Como manzanas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo.» A la inversa, las palabras malas y dañinas son igualmente perjudiciales. Sobre este poder de las palabras se pronuncia de manera tajante el apóstol Santiago. Por una parte juzga que la lengua es un mundo de maldad que contamina todo el cuerpo, un fuego que a su vez incendia todo el curso de la vida, un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal. Pero por la otra concluye que, así como con la lengua maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios, también con ella bendecimos a nuestro Señor. ¿De veras nos interesa conservar la salud física? Si es así, debemos reconocer que la salud espiritual es muchísimo más importante porque es eterna. Para tener esa salud espiritual, basta con que acatemos las palabras de San Pablo, que dijo: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.» Es sólo cuestión de reconocer a Jesucristo como Señor de nuestra vida. Una vez que hayamos empleado la lengua para tomar esa decisión sin igual, vamos a querer emplearla, como señala Santiago, para bendecir a nuestro Señor. Entonces nos esforzaremos por llevar a la práctica el proverbio de Salomón que dice: «El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio.» Así, como nos recuerda Justo de Camagüey, «el cuidado de nuestra boca será nuestra salud». Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net El folclor médico de Cuba: Provincia de Camagüey

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Once años luchando con las infidelidades de su esposa

4/3/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Llevo casado veintiocho años, y hace once estoy luchando con las infidelidades de mi esposa. He perdonado mucho, pero hace tres meses, cuando aparentemente estábamos bien, ella me dijo que estaba cansada y que ya no me quería. Sacó cosas que le dije en el pasado que la hirieron mucho. Yo le dije que eso sucedió por la rabia de haber descubierto su adulterio. »Ahora mismo ella está en otra relación, aunque vivimos juntos. La verdad es que no sé si luchar más o dejar las cosas así.... Ella dice que ya no cree en Dios, que le hice daño con las palabras.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Sentimos mucho lo que ha estado afrontando. Debido a que no menciona ningún otro detalle, vamos a suponer que usted mismo no ha cometido adulterio, ni que ha maltratado a su esposa física o verbalmente. »Cuando su esposa cometió adulterio la primera vez, ella quebrantó el pacto de fidelidad que tenía con usted. Eso quiere decir que el caso suyo se aplica a lo que estaba enseñando Jesucristo cuando dijo que la infidelidad es la única causa válida para divorciarse. Sin embargo, Él no lo estableció como mandamiento, así que los cónyuges pueden mantenerse juntos con tal que puedan perdonarse y permanecer fieles el uno al otro. »Usted dice que su esposa ha estado cometiendo adulterio durante once años. Si tiene pruebas de eso, entonces usted ha demostrado que es un hombre muy paciente. Si usted ha sido fiel durante todo ese tiempo, entonces ya le ha dado a su esposa muchas oportunidades para cambiar. Por eso, si ella elige irse, entonces creemos que sería bíblicamente correcto dejarla ir. Sin embargo, es muy importante que usted consulte con un abogado en su país para enterarse de los derechos legales que lo favorecen. »Otro profesional al que debe consultar es a un médico. El comportamiento de su esposa pudiera haberlo infectado a usted con una enfermedad de transmisión sexual. »Usted menciona que su esposa ya no cree en Dios. Esa declaración implica que usted sí cree en Él. Creer en Dios es un buen comienzo, pero el siguiente paso que debe dar es hacerse su seguidor. El Dios de paz puede darle paz en el corazón a pesar de las circunstancias. »De hecho, el Hijo de Dios, Jesucristo, dijo: “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.” Después de convertirse en seguidor de Cristo, pídale que lo dirija en cuanto a lo que debe hacer ahora. Permítale que lo guíe día a día.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 836. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Por tus palabras se te absolverá»

4/2/2025
(7 de abril: Día Internacional de la Salud) Entre 1961 y 1962, el etnólogo cubano José Seoane Gallo entrevistó a 309 personas en la provincia de Camagüey, Cuba, sobre el tema de la medicina popular. Hubo diez de ellas que tuvieron algo que decir en cuanto al Mal de boca. Estaban de acuerdo en que es una infección, como una caspa o costra blanca que le sale en la boca a los niños pequeños. Héctor la describió como burbujitas blancas que llenan la boca, y Bernardo como «una zurrapita que cubre completamente la piel de la boca, con lengua y todo». Pero no estaban de acuerdo en cuanto a sus causas. «Lo produce la leche que toman —dijo Aurora—. Al niño de pecho se lo da la madre, y a los grandecitos la de vaca, que es la que toman. Es un mal de la digestión.» Guadalupe explicó que es «que la leche contiene un ácido que quema la piel de la boca», y Ana, que «es una infección que da la leche cuando la vaca ha comido alguna yerba mala». Clara Luz estaba convencida de que sucede cuando un niño descuidadamente se mete en la boca un peine con caspa. Basilia dijo que «proviene de mascar cáscara de plátano por algún descuido de la madre», y Lucía, que «proviene de la dentición». Héctor afirmó que «se debe a que se malea la constitución de la sangre». Y un campesino anónimo declaró que «proviene de que alguna pelusita de caspa de una persona mayor va a parar a la boca de un niño y se la contagia, porque... no es más que caspa en la boca». En cuanto a la cura, sí que difieren los entrevistados. Todo depende del informante. «Se cura facilito», untando en toda la parte afectada miel de Castilla, o resina de piñón de botija, o una pastica que se hace con miel de abejas y bicarbonato de soda, o el zumo de un níspero movido, mezclado con bicarbonato y azúcar, o zumo de hojas de llantén; o dándole de tomar al niño ese mismo zumo o leche de vaca cortada; o lavándole la boca al niño con cocimiento de yerba mora o de hojas de guayaba; o haciendo buches de cocimiento de la flor de la rosa blanca, endulzado con miel de abejas y mezclado con un poquito de bicarbonato. Si hemos atendido a lo que dicen estos diez camagüeyanos en cuanto al Mal de boca físico, con mayor razón debemos atender a lo que dice Dios en cuanto al Mal de boca espiritual. «¿Cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? —nos pregunta Jesucristo—. De la abundancia del corazón habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará.» ¡Con esto Dios nos da a entender que este mal es mucho más grave de lo que pensamos! Por lo tanto, hagamos todo lo posible por evitar el Mal de boca espiritual y pidámosle más bien a Dios que limpie toda la maldad de nuestro corazón, para que en el día del juicio nos absuelvan y no nos condenen nuestras palabras. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net El folclor médico de Cuba: Provincia de Camagüey

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Talismanes para practicar la religión

4/1/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «[Vi] por televisión una propaganda donde ofrecían [un amuleto] y decían que me iban a ayudar para defenderme de todo mal.... Me atendió un guía espiritual, y... le dije... que un vidente [me había dicho] que yo nací con mala suerte.... El guía me escuchó y... me sugirió que volviera en seguida con tres velas blancas. Yo me negué.... Entonces [me dijo]: “Venga el martes....” Me presenté [ese día].... Me hizo tomar [el amuleto] y decir unas palabras. Luego... dijo: “Lo suyo es muy grave. Puede tener un ataque cardíaco o derrame cerebral.... Vuelva mañana.” »Yo no volví al lugar, y me desprendí [del amuleto y] de unas piedras energéticas. ¿Qué me sugieren?» Este es el consejo que le dimos: «Estimado amigo: »Ha habido adivinos en este mundo durante miles de años. Aparecen en la historia del rey Saúl, el primer rey de Israel, como también en las historias del profeta Daniel, del apóstol Pablo y de otros personajes históricos de renombre, incluso en la de Jesucristo mismo. »Se les llama hechiceros, astrólogos y falsos profetas, pero lo que tienen en común todos los relatos es que tanto Dios como su pueblo condenan a esos adivinos. En algunos casos se nos dice que los adivinos vienen de Satanás mismo, mientras que en otros no son más que embusteros que engañan a las personas con fines lucrativos. »En el caso suyo, este engañador está atemorizándolo para sacarle dinero. Es obvio que usted no se sintió a gusto con la experiencia porque no volvió la última vez que él se lo pidió, y nos escribió pidiendo consejo. Nuestro consejo es este: Ore a Dios el Padre en el nombre de Jesucristo y pídale que lo guíe y que le muestre su voluntad. »El apóstol Pablo, en su carta pastoral a uno de sus compañeros, Timoteo, dice que “hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Esa afirmación de San Pablo pone en claro que usted no necesita que nadie le diga nada a Dios de parte suya. No necesita a un tal guía espiritual, ni a un pastor, ni a un sacerdote ni a un ser querido difunto que interceda por usted. Nadie puede orar en su lugar. Jesucristo murió en la cruz para quitar nuestros pecados, y para que podamos comunicarnos con Dios directamente, sin la intervención de nadie más. »Cuando usted acude a videntes y a guías espirituales como medios para conocer la voluntad de Dios o como medios para comunicarse con Él, está procediendo como si la muerte de Cristo en la cruz no bastara para usted. Los amuletos y las piedras energéticas son talismanes que se usan para practicar la religión, pero no son la manera de conocer a Dios personalmente. Lea la Biblia usted mismo si quiere consejo de parte de Dios. Ore en sus propias palabras en el nombre de Cristo, y pídale a Dios que le muestre lo que quiere que usted haga. Él no lo decepcionará. »Con afecto fraternal, »Linda y Carlos Rey.» Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 120». Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Cómo mejorar la memoria

3/31/2025
(7 de abril: Día Internacional de la Salud) Entre 1961 y 1962 el etnólogo cubano José Seoane Gallo les hizo una entrevista sobre costumbres y tradiciones de su población a 309 personas de la provincia de Camagüey, Cuba. Hubo trece de ellas que abordaron un tema que nos fascina a todos: el de la memoria. Los entrevistados, que tenían entre 52 y 100 años de edad, dieron las siguientes razones por las que falla la memoria: comer mucha grasa, porque el cerebro se va cubriendo de grasa; la vejez, el abuso del estudio, del trabajo y del placer sexual; y la pérdida de sustancia del cerebro. Los remedios que dieron para mejorar la memoria son bastante creativos y diversos: comer la almendrita dentro de la semilla de la almendra; tomar sopa de cabeza de cherna y comer de la propia cabeza, echada en la sopa; comer frutas cítricas, como la piña, la naranja, el limón, la lima, la mandarina, y sobre todo la toronja; tomar un jugo cuádruple de zanahoria, rábano, naranja y remolacha; tomar consomé de pezuña fresca de cangrejo, molida; comer mucho berro y rábano; tomar sopa de vegetales de todo tipo y comer mucha cebolla cruda en las comidas; tomar un caldo con un polvito de cascarones de huevo; comer todos los días una pata salcochada de res; y comer ostiones. Pensemos lo que pensemos acerca de sus respuestas, lo que tienen en común estos camagüeyanos con el resto de la humanidad es que todos recordamos lo que nos conviene olvidar, y olvidamos lo que nos conviene recordar. Es como si estuviéramos empeñados en hacer las cosas al revés. Recordamos injurias, traiciones y pecados, mientras que olvidamos nuestra debilidad, fragilidad y mortalidad. Podríamos culpar a Dios de crearnos con esa tendencia, pero sería injusto por dos razones. Si Él no nos hubiera creado con la posibilidad de hacer las cosas al revés, tendríamos siempre que hacerlas al derecho, como autómatas o robots. Pero también sería injusto porque, así como nos creó con la capacidad de hacer el mal, nos creó con la capacidad de hacer el bien. Debiéramos preguntarnos más bien: ¿Por qué acostumbramos echarle la culpa de nuestros reveses a Dios, como si nosotros no tuviéramos nada que ver? Lo cierto es que Dios, en su Manual práctico del ser humano, que es la Biblia, nos exhorta vez tras vez a que sigamos su ejemplo. Lo hace porque siempre tiene presente lo que nosotros por descuido olvidamos: que somos débiles, frágiles y mortales. Pero también nos exhorta a que seamos como Él porque Él es capaz de borrar de su memoria lo que a nosotros nos parece imposible olvidar: las injurias y las traiciones de los demás, y hasta nuestros propios pecados. ¡Y Dios no sólo puede, sino que quiere hacerlo! Con la falta que nos hacen esa comprensión y ese perdón divinos, más vale que atendamos a la súplica de San Pablo a los romanos, de permitir que Dios nos transforme mediante la renovación de nuestra mente para así poder comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net El folclor médico de Cuba: Provincia de Camagüey

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«Mi esposo me confesó que no puede amarme»

3/29/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Hace ocho años me casé con mi esposo porque estaba embarazada, pero perdimos a la bebé. Ahora tenemos dos niños que son la razón de [que no nos hayamos separado], ya que mi esposo me confesó que no puede amarme.... Me trata constantemente con indiferencia. Estoy agotada después de haber puesto todo mi esfuerzo por salvar este matrimonio sin lograr que mi esposo cambie.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »¡Cuánto lamentamos su situación! Sin embargo, nos alegramos de que diga que sus hijos son la razón de que usted y su esposo no se hayan separado. A no ser que haya abuso de por medio, ¡ellos siempre debieran ser motivo suficiente para permanecer juntos! Sus hijos necesitan a papá y mamá, y les irá mucho mejor a causa de que ustedes dos están trabajando en equipo para cuidarlos y sustentarlos. A eso se debe que sea tan encomiable que mantengan una relación con la meta de esforzarse al máximo por el bienestar de sus hijos.... »En algunas culturas las personas se someten a matrimonios concertados. Esperan llegar a amar al cónyuge, pero eso en definitiva no se les asegura. No conciben el amor sentimental como un componente necesario del matrimonio. »En cambio, nuestra cultura occidental difiere a tal grado en su concepción del matrimonio que considera que el amor personificado es el componente más importante y necesario en la relación conyugal. Las películas y los programas de televisión promueven la idea de que el ingrediente imprescindible de un noviazgo es el aspecto altamente emotivo del amor sentimental. »Esa idea es la causa nociva detrás de matrimonios disueltos, hijos abandonados y vidas arruinadas. El matrimonio no es un sentimiento; es un compromiso. Un hombre y una mujer consienten en unirse y vivir y criar a su familia como socios. Es maravilloso si los dos sienten la emoción del amor romántico, pero lo cierto es que los sentimientos son inconstantes. Desaparecen de un día para otro. »Nuestras emociones se ven afectadas por nuestra salud, nuestras hormonas, nuestros amigos e incluso si está brillando o no el sol. Son tan variables que nunca debemos fiarnos de ellas. Si se enfoca en lo que usted siente (o en lo que no siente su esposo), eso hará que se sienta insatisfecha y desalentada. Y hará que tome decisiones que es probable que después lamente. »¿Sabía usted que Dios quiere ayudarla? Si le permite que tome control de su vida, Él le dará la sabiduría para hacerle frente a toda decepción y todo obstáculo, le dará paz que no fluctúa como nuestras emociones, y le dará valor y fortaleza para afrontar el futuro.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 716. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Cuando el techo se nos viene encima

3/28/2025
El grupo de niños jugaba muy alegre. David Bertolotto, instructor de natación que tenía diecisiete años de edad, estaba dando la clase a catorce estudiantes que tenían entre cuatro y seis años de edad. Era una piscina cubierta de una Asociación de Jóvenes en Roxbury, Massachussets, Estados Unidos. En plena clase, un crujido siniestro los hizo mirar hacia arriba. El techo de cemento, a quince metros de altura, comenzó a desplomarse. David elevó una oración rapidísima: «¡Señor, ayúdanos!», y frenéticamente empezó a sacar niños de la piscina y del edificio. Cuando hubo retirado al último, el techo cayó del todo. Un trozo de cemento le pegó a David en un lado del cráneo. No lo mató, pero le desgarró parte del cuero cabelludo. «Cuando se hunde el piso o se desploma el techo —dijo David en el hospital—, lo mejor es clamar de inmediato a Dios.» David tenía toda la razón. Había obtenido empleo temporal como instructor de natación de niños pequeños en esa institución. En la primera sesión había ocurrido lo inesperado. Y en ese momento terrible, su fe en Dios le había hecho, primeramente, clamar a Dios en forma instantánea, y luego disponerse animosamente al trabajo del rescate. Así salvó la vida de todos los niños. ¿Qué podemos hacer cuando el techo se nos viene encima? No el techo de un edificio sino el de nuestra vida: nuestra situación económica, nuestra condición familiar, nuestra salud, nuestras emociones. Cuando todo parece desplomarse y venírsenos encima, ¿qué podemos hacer? Algunos salen corriendo desesperadamente, tratando de huir de la situación. Otros se sumergen en un lago de alcohol, tratando de no pensar. Otros se dan a los estupefacientes para insensibilizarse. Y otros se encierran en su problema y no tienen nada que ver con nadie. Pero nada de esto resuelve el problema. Al contrario, lo empeora. La solución es hacer lo que hizo David Bertolotto: clamar a Cristo, fuente viva de toda ayuda, todo socorro y toda respuesta. Es fácil acudir a Cristo en cualquier emergencia de la vida cuando Cristo es nuestro amigo de todos los días, es decir, cuando vivimos acostumbrados a la oración. ¿Cómo logramos eso? Buscando su amistad, entregándole nuestra voluntad, nuestro afecto y nuestra confianza. No es difícil; Cristo nos está esperando. Hermano Pablo Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«Confiada en que íbamos a casarnos»

3/27/2025
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Hace unos cinco años le fallé a Dios teniendo relaciones sexuales con mi pareja de aquel entonces, confiada en que íbamos a casarnos.... Pero hace dos años nos separamos. »Le pedí perdón a Dios por fallarle de esa manera, pero hace un año y medio caí nuevamente con un hombre que me mintió diciéndome que era soltero. Fue cosa de una sola noche. Le he pedido perdón a Dios por eso también, y me he cuidado de no volver a hacerlo.... »Me siento muy mal conmigo misma, y siento que no valgo nada. Trato de mantener una relación buena con Dios, pero esos errores no me dejan en paz.... Hasta he llegado a pensar que soy una basura por haber estado inmoralmente con un hombre casado.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Puede que usted crea que Dios la condena por su pecado, pero esa creencia no está basada en la verdad. Para saber lo que en realidad Dios piensa de usted, es necesario estudiar la Biblia. Ésta contiene la verdad acerca de Dios y de lo mucho que nos ama a pesar de que todos somos pecadores y necesitamos que nos perdone. »Usted dice que ya le pidió perdón a Dios, y sin embargo todavía se siente condenada. La Biblia nos enseña que ya no hay ninguna condenación para los que pertenecen a Jesucristo. Así que si no hay condenación para los que le han pedido a Dios que les perdone sus pecados, entonces la condenación que usted siente no proviene de Dios. »Hay un relato en la Biblia acerca de una mujer que fue sorprendida en adulterio. Los líderes religiosos querían matarla por su pecado arrojándole piedras. Le preguntaron a Jesús si debían apedrearla, y Él les respondió que si alguno de ellos estaba libre de pecado, que arrojara la primera piedra. Pero como cada uno reconocía su propio pecado, se fueron retirando uno tras otro. Entonces Jesús le preguntó: “Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?” Ella le contestó: “Nadie, Señor.” Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.” »Cristo dejó en claro que no condenaba a la mujer, pero le dijo que no volviera a pecar. Él le está diciendo lo mismo a usted ahora. Usted le ha pedido perdón, así que ha sido perdonada. Sólo falta que determine que no caerá nuevamente en ese patrón de conducta pecaminosa. »Usted dice que su mal comportamiento la hizo sentir que no valía nada. Pero en realidad es a la inversa. Debido a que sentía que no valía nada, dejó que le faltaran al respeto y se aprovecharan de usted. Olvidó que fue creada a imagen y semejanza de Dios y que es su querida hija amada. »Cuando usted sigue enfocándose en el pasado, lo trae al presente y pone en peligro su futuro. Ya que Dios la ha perdonado, y ha quedado atrás el pasado, es hora de volver a comenzar, con la ayuda de Dios.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 835. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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El agua de los cocos

3/26/2025
Corría el año de 1878. El presidente de Guatemala, general Justo Rufino Barrios, había acordado reunirse con los jefes de la región oriental de Chiquimula para cambiar impresiones con ellos. Tan pronto como el presidente llegó y estableció su despacho‑campamento a orillas del río Tacó, la gente hospitalaria de Oriente le llevó un racimo de cocos. Hacía mucho calor porque era mediodía. El primer mandatario ordenó abrir los cocos, sacarles el agua y llenarlos con agua del río Tacó. Poco después llegaron los jefes departamentales, jadeantes y sudorosos. El presidente mandó que a cada jefe se le sirviera uno de los cocos preparados. Al rato les preguntó cómo les parecieron. —Deliciosísimo, señor presidente. ¡Qué dulzura de agua! —respondió uno. —Este lugar es especial para producir cocos con mucha agua y tan dulces como la miel —manifestó otro. Al oír sus respuestas hipócritas, el presidente les dijo contrariado: —Realmente es desconcertante para quien gobierna y desea de todo corazón el progreso de su pueblo, descubrir que sus dirigentes tienen miedo de decir la verdad. Ninguno de ustedes puede ignorar el hecho que el agua que acaban de beber de los cocos es del río Tacó y no de cualquier cocotero. Si no han podido ser veraces al hablar de una cosa tan simple como el sabor del agua de los cocos, ¿cómo van a serlo con los asuntos que tenemos que tratar esta tarde? Así como en esta anécdota los jefes políticos desconocían los verdaderos deseos de su primer mandatario, también muchos de nosotros desconocemos la voluntad de Dios, nuestro Jefe Supremo. No sabemos que a todos nos ha sometido a una prueba sencilla —la de decirle sí a la verdad—, y que nos toca a todos por igual optar por rechazar la verdad o aceptarla. La decisión es nuestra. Poco antes de partir de esta tierra, Jesucristo, al ser interrogado, aclara que vino al mundo para dar testimonio de la verdad. Pilato le hace entonces la pregunta filosófica de los siglos: «¿Y qué es la verdad?» Pero no espera a que Jesús le responda, sino que se dispone de inmediato a complacer a los jefes judíos del siglo primero, así como los jefes guatemaltecos del siglo diecinueve querían complacer a su primer mandatario. Lo cierto es que Jesús ya había dado respuesta a esa pregunta cuando le dijo al apóstol Tomás: «Yo soy... la verdad.» Pilato llegó a conocer a esa Verdad en persona porque la tuvo encarnada frente a él, pero no la reconoció como tal. En vez de aceptarla, mandó crucificarla. Tenía el poder humano para poner en libertad a Jesús, pero no comprendió que Jesús tenía el poder divino para liberarlo a él. Así que optó por rechazar a aquella Verdad que una vez dijera: «Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Anécdotas del General de División Don Justo Rufino Barrios

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«Gracias por la vida»

3/25/2025
(Día del Niño por Nacer) La niña Tami Hagan, de nueve años, murió de leucemia el 10 de marzo de 1972. Como otros tantos niños, víctimas de este terrible e incurable mal, se fue apagando despacio, como se marchita un lirio o se derrite una vela. Tami nunca supo la enfermedad que tenía. Sentía que sus fuerzas la abandonaban y que la vida se le iba escapando, pero no llegó a saber lo que consumió su sangre y su aliento. Al día siguiente de su entierro, encontraron el pequeño diario que había escrito. Entre sus páginas hallaron un escrito en prosa sencilla, que decía así: «Gracias, Señor, por haberme dado un día más de vida. Me gusta ayudar a los demás. Gracias por mi familia. Vivimos muy felices y jugamos juntos de muchos modos. Gracias por el sol y por el buen tiempo. Es maravilloso estar viva hoy.» El título que la niña le había puesto a su breve composición era «Gracias por la vida». Cuando personas ingratas reniegan de la vida y maldicen los días que Dios les ha dado; cuando personas deshonestas abusan de la confianza, de los bienes más preciados y de la inocencia de los desprotegidos; cuando jóvenes incautos arruinan su vida ahogándola en las drogas, en el alcohol y en la inmoralidad sexual; cuando personas sanguinarias planean asesinatos y matanzas, segando la vida de una víctima tras otra; y cuando mujeres «liberadas» deciden ponerle fin a un embarazo indeseado a fin de liberarse definitivamente de la carga que hubiera sido la criatura que llevan en el vientre, es reconfortante leer las alentadoras palabras de aquella niña moribunda. Tami sabía, por instinto, que se acercaba el fin de sus días en este mundo. Por eso, como una mariposa de otoño que se remonta en su último vuelo por el jardín, escribió en su diario aquellas notas en que dio gracias a Dios por la vida y lo alabó porque Él hace bien todas las cosas. Jesucristo, poniendo a un niño en medio de sus discípulos, les dijo que, si no cambiaban y se volvían como niños, no entrarían en el reino de los cielos.1 Hay centenares de personas que reniegan de la existencia y maldicen los días que Dios les ha dado, y esto sólo porque las cosas no les salen como ellos quieren. Lo cierto es que no padecen de nada que no pueda curarse con un poco de resignación y de gratitud, como las que mostró con sumo valor la pequeña Tami. Sin duda fue el apóstol Pablo quien nos dejó el ejemplo más contundente de esto. Él sufrió hambre y sed; frío y desnudez; prisión varias veces; naufragio tres veces; golpes con varas tres veces; y treinta y nueve azotes con un látigo cinco veces. Y por si eso fuera poco, fue apedreado y dado por muerto. Y sin embargo nos exhortó a que estemos siempre contentos, a que oremos en todo momento y a que le demos gracias a Dios en toda situación porque esa es su voluntad divina para los que pertenecemos a su Hijo Jesucristo. En otras palabras, eso es lo que Dios espera de nosotros como hijos suyos.2 Si, al igual que San Pablo y la niña Tami, aprendemos a darle gracias a Dios en toda circunstancia, sea cual sea, veremos cómo cambiará por completo nuestra vida. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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¿Tejidos biológicos o seres humanos?

3/24/2025
(Víspera del Día del Niño por Nacer) El juicio duró más de tres años. En todo ese lapso intervinieron, como siempre, defensores y acusadores. La prensa se interesó en el caso, y lanzó a los cuatro vientos todos los pormenores del juicio. Hasta que por fin el juez dictó la sentencia. «Que se entierren sin ninguna ceremonia religiosa», dictaminó. El juicio se realizó en Los Ángeles, California, en torno a dieciséis mil quinientos fetos humanos que un hombre mantenía en su casa, producto de otros tantos abortos. Muchos ministros religiosos y autoridades cívicas pedían un sepelio, mientras que varias entidades feministas exigían un simple entierro o una incineración. «No son seres humanos —alegaban las líderes de estas mujeres—. No son otra cosa que tejidos biológicos indeseados.» Este juicio conmovió la opinión pública en los Estados Unidos: en primer lugar, por la gran cantidad de fetos —producto de abortos provocados— que un solo hombre había juntado en menos de un año, dieciséis mil quinientos; y en segundo lugar, por el carácter o la categoría que se quería atribuir a esos fetos. Ministros cristianos, junto con los miembros de sus respectivas iglesias, pedían que a los fetos se les considerara seres humanos completos, y por lo tanto dignos de honras fúnebres. En cambio, otras entidades, especialmente mujeres partidarias del aborto, se oponían enérgicamente a semejante funeral. Algunas de estas sociedades femeniles llegaron a decir, con sarcasmo: «Un feto producto de un aborto es como un apéndice, o como una vesícula biliar o como un trozo de intestino cortado.» Así como a nadie se le ocurriría celebrar un funeral por unos pedazos de tejido —sostenían ellas—, tampoco debía celebrarse un funeral por un feto. Lamentablemente lo que sigue en tela de juicio es el carácter de la vida humana. A ninguna mujer sana que lleva un hijo en las entrañas se le ocurriría calificar a ese hijo que ya siente moverse en su vientre como simple «tejido biológico». Para esa mujer, al igual que para el hombre que lo ha engendrado, ese feto, esa vida, esa alma, es su hijo y no un simple trozo de tejido humano desechable. Sin embargo, para muchas personas en la actualidad la vida humana carece de valor. Por consiguiente, fácilmente, con ligereza y sin conciencia, echan mano del aborto para ponerle fin a la vida de seres humanos que no desean. Si esas pequeñas criaturas en gestación pudieran defenderse, con toda seguridad se valdrían de las palabras del salmista David y le implorarían a Dios: «Tenme compasión, Señor... un frío de muerte recorre mis huesos. Angustiada está mi alma... Vuélvete, Señor, y sálvame la vida; por tu gran amor, ¡ponme a salvo!... Libra mi vida, mi única vida, de los ataques de esos leones.» Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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«No quiero perder los mejores años de mi hijo»

3/22/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Tengo treinta y dos años, estoy casado felizmente con mi esposa, y tenemos un hijo. Trabajo todo el día. El sueldo que gano nos alcanza para muchas cosas, pero desafortunadamente el trabajo es muy exigente. »Me queda poco tiempo para estar con mi hijo y mi esposa. Quiero dejar el trabajo para estar más con mi familia, aunque entiendo que eso significaría menor ingreso económico. No quiero perder los mejores años de mi hijo al verlo crecer.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Comprendemos muy bien lo exigente que es su trabajo porque es así para muchas personas. Pero lo felicitamos por reconocer lo importante que es pasar tiempo con su familia y por querer hacer los cambios necesarios para que eso sea posible. »Usted dice que el dejar su trabajo significaría menor ingreso económico. Otras personas no dejan sus trabajos exigentes porque quieren progresar en su carrera.... Y hay personas cuya identidad está tan conectada a su trabajo que, si dejaran de trabajar mucho, es posible que perdieran el sentido claro de quiénes son. »No hay ninguna fórmula que nos revele cuánto trabajo es suficiente y cuánto trabajo es demasiado. Tampoco hay versículo alguno en la Biblia que diga que debemos trabajar cuarenta o cuarenta y ocho horas a la semana. Pero ¿hay principios bíblicos que nos sirvan de ayuda? Gracias a Dios, sí los hay. »En primer lugar, el apóstol Pablo enseñó mediante su propio ejemplo y en sus escritos que todos debemos estar dispuestos a trabajar para tener con qué sustentarnos. También enseñó que debemos proveer para nuestra propia familia y no esperar que sea otro quien lo haga. Sin embargo, no hay ningún pasaje bíblico que nos enseñe que es importante enriquecernos. Más bien, Jesucristo resaltó la importancia que tiene buscar primero lo que desea Dios, y luego dejar que Él resuelva todo lo demás. »Tal vez el buscar lo que desea Dios para nosotros les suene raro a muchas personas. Tienen el concepto de que Dios quiere que seamos buenos y obedezcamos ciertas reglas. Conciben a Dios como un juez que nos castiga desapasionadamente por nuestras ofensas, sin de veras involucrarse en los otros aspectos de nuestra vida. »El buscar primero a Dios significa comprender que Él es un Padre amoroso que desea formar parte de nuestra vida. Él quiere cultivar una relación con nosotros. Quiere ayudarnos y guiarnos, compartiendo nuestro dolor en los tiempos difíciles y nuestro gozo en los tiempos buenos. ¿No es acaso esa la manera exacta en que quiere usted hacerse presente en la vida de su hijo? »Nosotros no podemos aconsejarle cuánto debe trabajar, dónde debe trabajar ni cuánto tiempo debe pasar con su familia. Pero nuestro Padre celestial sí puede aconsejarle. Le recomendamos que hable con Él al respecto y que le pida que le muestre lo adecuado para la situación en que usted se encuentra.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 715. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Sólo por ser judío

3/21/2025
(Antevíspera del Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial) «Tenía catorce años. Cursaba el cuarto de secundaria, y una [tarde]... salí del Liceo de Ñuñoa... [e] iba a cruzar la calle... cuando varios muchachos más grandes, de último curso, hicieron un círculo a mi alrededor y empezaron a hostilizarme —cuenta Mario Kreutzberger, el popular conductor de Sábado Gigante en su autobiografía titulada Don Francisco entre la espada y la TV—. Primero me hacían burlas. “A ver, poco hombre, defiéndete”, y me daban un bofetón en la boca.... A golpes y empujones me fui al suelo. Sentí un azote de patadas en todo el cuerpo.... »—¿Así que eres judío? Ya vas a ver —me gritó [uno], mientras sentí que me arrancaban el cabello. »... Entendí de qué podría tratarse el asunto. La Segunda Guerra Mundial había terminado, pero quedaban dispersos algunos grupos juveniles pronazis.... »... Un rato después, los rufianes se alejaron entre burlas y carcajadas... [y] quedé solo.... De la nariz me brotaba la sangre a borbotones.... ¿Qué mundo era este? ... Me pegaron entre varios, no pude defenderme y nadie salió en mi defensa. »... Nada dije a mis padres.... Toda la semana [siguiente] salí en las mañanas [hacia el colegio, pero no asistí a clases].... Hasta que un día... me encontré cara a cara con el rector del colegio.... »—Ven —me dijo—. Conversemos. Sé que tuviste un problema con algunos alumnos mayores. ¿Sabes por qué no he venido a hablar con tus padres? Porque... eres tú quien tiene que tomar la decisión de sobreponerse a una dificultad de este calibre.... Sé que es injusto lo que te hicieron esos muchachos. Pero quiero que sepas que yo te apoyo. Si quieres salir adelante, lo vas a lograr y yo te puedo ayudar.... »... A la mañana siguiente... me levanté con bríos y... fui a clases.... Decidí sobreponerme, y mi personalidad dejó de ser opaca. Empecé a responder cuanta broma me hacían. Contaba chistes que a todos les parecían divertidos, y reían.... »... Al poco tiempo [era] un líder del curso.... Me había convertido... en el cómico que a todos hacía reír con mil chistes y bromas.... Me eligieron presidente del curso y, al año siguiente, presidente de todos los alumnos del colegio.... Comencé a actuar en parodias humorísticas sobre el escenario, con muy buen resultado. [Y] al final del año... fui designado Mejor Compañero. »De ahí en adelante todo cambió para mí.... En todos estos años de carrera en la televisión he entrevistado o al menos intercambiado frases con unas cien mil personas... confirmando que... debajo de la piel somos todos iguales.... »... En nuestro espacio del “Clan Infantil”, [un niño de ocho años,] motivado por una carta de otro chico en la cual afirmaba que los negros no son iguales a los blancos, [dijo]: “Déjalo sin piel, sácale todo, y vas a ver que por dentro es igual a ti, que la sangre es del mismo color.”» Gracias a Dios, las palabras de ese niño ingenioso, además de reconfirmar las de Don Francisco, reafirman las siguientes palabras de San Pablo: «Así que no importa si [ustedes] son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales.» Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net Don Francisco entre la espada y la TV

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«No hay algo que encienda la llama de la pasión»

3/20/2025
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Soy casado hace veinte años.... Nunca hemos sido infieles ni ha habido maltratos. Sin embargo, me siento abandonado. Las atenciones de mi esposa hacia mí son muy escasas; igualmente las mías, pero a ella eso no le importa. En lo concerniente a la intimidad... sólo tenemos relaciones cada vez que ella quiere.... »He pensado irme para otro lugar. No lo he hecho por los tres hijos que tengo.... Es mejor sacrificio propio a que ellos sean destruidos.... Considero que mi esposa no me quiere, que está conmigo por costumbre, y no hay algo nuevo que encienda la llama de la pasión que quiero que tengamos.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »¡Lo felicitamos por darles la máxima prioridad a sus hijos! Es admirable que esté dispuesto a sacrificarse, tal como usted dice, por el bienestar de ellos. ¡Nuestro mundo sería mucho mejor si más hombres tuvieran el valor y la determinación que tiene usted! »Por el contrario, la máxima prioridad de muchos otros hombres es satisfacer sus propias necesidades. Si deciden que la esposa no los satisface plenamente, buscan a otra mujer con la cual tener relaciones, abandonando insensiblemente a los hijos tanto en lo físico como en lo emocional. Eso puede hacer que los hijos se sientan abandonados de por vida. Pero como usted no quiere que les pase eso a sus hijos, no ha sido infiel ni ha abandonado el hogar. »Sin embargo, no está contento por el hecho de que ni usted ni su esposa se están esforzando por sacar adelante su relación conyugal. Usted supone que ella no se está esforzando debido a que no lo ama. Pero esa suposición de parte suya pudiera ser completamente equivocada. »Las madres tienen la tendencia a estar tan involucradas con lo que necesitan los hijos que no le dan suficiente prioridad a lo que necesita el esposo. Además, tienen que hacer el aseo de la casa, preparar la comida, lavar la ropa y un sinfín de cosas más que requieren atención. Lo que usted percibe como una falta de amor de parte de ella pudiera ser agotamiento. »Le rogamos que haga todo lo que sea necesario por consultar a un consejero matrimonial antes de que sea demasiado tarde para salvar su matrimonio. Es posible que ninguno de los dos le haya comunicado adecuadamente al otro lo que necesita, o que uno o ambos no se hayan estado escuchando. Un consejero puede ayudarle a descubrir lo que de veras siente su esposa en lugar de que usted suponga que ya lo sabe. »Determine que se esforzará por mejorar su matrimonio aunque su esposa no lo haga. Ayúdela a preparar la comida, a lavar la ropa y a asegurarse de que los hijos hagan sus tareas. Demuestre mediante sus acciones que usted la ama y que le interesa lo que ella necesita. Exprésele afecto sin esperar nada a cambio. »Hay un ejemplo a seguir a medida que opta por sacrificarse por el bienestar de sus hijos y de su esposa. Jesucristo, el Hijo de Dios, se sacrificó al morir en la cruz para pagar el castigo por nuestros pecados. Él entregó su vida para que nosotros podamos tener vida plena en este mundo y vida eterna en el cielo. Ese es un ejemplo que todos debemos seguir.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 834. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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Una melodía de redención

3/19/2025
Un colono europeo llegó con su familia a poblar el antiguo oeste norteamericano. Su esposa murió cuando la menor de sus dos hijas tenía apenas un año, así que la mayor lo ayudó a cuidar con sumo cariño a la hermanita. La pequeña era el orgullo de su padre. Era una criatura hermosísima, de cabello rubio y de ojos azules como el cielo. Cerca del colono había una tribu indígena que tenía por cacique a un poderoso guerrero llamado Serpiente Rastrera. Éste odiaba a los blancos debido a que había sido objeto de su prejuicio racial. Una tarde, cuando el colono regresó a la casa de su trabajo en el campo, su hija mayor salió a su encuentro, deshecha en llanto. El cacique Serpiente Rastrera había llegado con algunos de sus hombres y había secuestrado a la pequeña rubia, que ya tenía cinco años de edad. Pasaron catorce largos años en que el desconsolado padre buscó en vano a su hija, hasta que un día un viajero le contó que había visto a una muchacha rubia que formaba parte de una tribu indígena en una comarca cercana. El colono vendió su hacienda y, con el dinero de la venta, que representaba toda su fortuna, fue en busca de Serpiente Rastrera a fin de comprar a su hija. Cuando volvió a verla, su hija ya era una hermosa señorita rubia de diecinueve años como él se la imaginaba, pero que vestía, hablaba y se conducía como las otras mujeres de la tribu. Serpiente Rastrera quería a la joven, pero también quería el dinero del rescate. Así que le propuso al colono que la muchacha fuera a vivir con él durante un mes, y que al cabo del mes ella decidiera con quién se quedaba. El padre accedió e hicieron el trato. La pobre muchacha, convencida de que el hombre blanco que se hacía pasar por su padre la había secuestrado, se negó a comunicarse con él desde el principio del mes de prueba. El colono y su hija mayor hicieron todo lo posible por hacerle recordar su vida pasada, pero cuanto más se esforzaban, más inútiles parecían sus esfuerzos por ganar su confianza. Cerca del fin del plazo acordado, mientras la hija mayor, sin pensarlo, cantaba una de las melodías con la que años atrás arrullaba a su hermanita, ésta reaccionó y comenzó a recordar su pasado. Corrió a los brazos de su hermana y de su padre, y lloró de felicidad al comprender lo sucedido. Este era su verdadero padre, que estaba dispuesto a pagar el precio de su rescate, por más alto que fuera. Así como a la joven rubia de esta historia, a nosotros también nos ha secuestrado alguien llamado Serpiente. Se trata de «Serpiente Antigua», más conocido como Diablo y Satanás. Pero Dios nuestro Padre celestial, que nos ha estado buscando al igual que el colono, ya pagó el precio de nuestro rescate con la sangre de su Hijo Jesucristo. Ahora sólo nos queda decidir si hemos de vivir con Él o de volver a vivir con Serpiente Antigua. Más vale que reaccionemos ante esta bella melodía de redención, y corramos a los brazos de nuestro verdadero Padre, nuestro Padre celestial. Carlos Rey Un Mensaje a la Conciencia www.conciencia.net

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